¿Hambre real o emocional? Comer intuitivamente podría mejorar tu relación con la comida.
A intervalos regulares, emerge una nueva tendencia dietética.
A menudo, estas dietas se caracterizan por ser restrictivas o promover prácticas rigurosas, como el conteo de calorías. Sin embargo, existe un enfoque alternativo que se desmarca de estas prácticas, proponiendo en cambio, prestar atención a las señales internas del cuerpo, como el hambre, la ansiedad y la satisfacción. Este enfoque se conoce como alimentación intuitiva.
Catalina Bustos, nutricionista de IST Mutualidad en la región Metropolitana, explica que "la alimentación intuitiva se centra en nutrir el cuerpo con los alimentos que se consumen. El objetivo es alcanzar un nivel de saciedad de aproximadamente el 70%. Esto es algo que recomiendo particularmente... si uno siente que ya no puede comer más, ese sería un nivel 10, y la idea es detenerse en un nivel 7 o 70%. En este nivel, uno podría seguir comiendo, pero se siente bien y satisfecho".
Tal como se detalla en un artículo de la Sociedad Americana del Cáncer, la alimentación intuitiva se centra en la escucha activa de las indicaciones del cuerpo, en lugar de adherirse a normas alimentarias restrictivas o clasificar los alimentos como "buenos" o "malos". Este enfoque puede tener un impacto positivo en la salud mental, física y emocional.
El informe indica que este método puede ser beneficioso para aquellos que experimentan cambios en sus hábitos alimenticios, como los causados por tratamientos contra el cáncer, y para personas que consumen alcohol de manera frecuente.
"Fundamentalmente, el objetivo es restablecer una relación armoniosa con los alimentos y con la propia imagen corporal. También busca mejorar la conexión con las sensaciones corporales, es decir, evitar criticarse por sentir hambre y, en cambio, comprenderlo desde esta perspectiva", agrega Bustos.
El sitio web The Nutrition Source, una plataforma de nutrición del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, especifica que, aunque este tipo de alimentación no necesariamente conduce a la pérdida de peso, puede generar cambios beneficiosos en el estilo de vida. Esto se debe a que mejora la relación con la comida, y algunos estudios sugieren una correlación con mejoras en la presión arterial y los niveles de colesterol.
Claro, aquí tienes una versión expandida sobre cómo practicar la alimentación intuitiva, con sinónimos generales y un tono más explicativo:
A menudo experimentamos un deseo apremiante de ingerir algo particular, pero surge la pregunta crucial: ¿cómo discernir si este impulso se origina en nuestras emociones o si proviene de la alimentación intuitiva genuina?
El portal The Nutrition Source destaca ciertas señales reveladoras del hambre física, incluyendo la sensación de cansancio, mareos ocasionales, un aumento en la irritabilidad, la presencia de dolores de cabeza, los característicos ruidos estomacales, un incremento gradual en la sensación de hambre y la ausencia de antojos muy específicos.
En contraste, el hambre emocional se manifiesta cuando el estómago se encuentra en un estado tranquilo, pero el anhelo de comer surge de manera repentina, a menudo desencadenado por una emoción como la ira o el estrés, o incluso por la mera exposición a un anuncio publicitario de alimentos. Además, el hambre emocional suele venir acompañada de antojos por un alimento o sabor muy concreto, y frecuentemente se asocia con sentimientos de culpa posteriores al acto de comer.
Una especialista en la materia explica que una forma de identificar el hambre emocional es observar si uno tiende a "comer como un roedor", es decir, comer impulsivamente para lidiar con la incomodidad emocional. En este escenario, se abre un paquete de galletas, se consume una rápidamente y luego se repite el proceso de manera casi inconsciente, sin saborear realmente el alimento. Se sigue comiendo sin darse cuenta hasta que el paquete está vacío, lo cual puede ser un indicativo de ansiedad subyacente.
Otro indicio revelador de que el hambre tiene su raíz en las emociones es "masticar de forma apresurada y superficial, como un roedor, sin poder detenerse a disfrutar de la experiencia", señala la experta. En este caso, la necesidad primordial no es saborear el alimento, sino más bien tragarlo rápidamente para aliviar la emoción subyacente.
Si bien experimentar antojos por ciertos alimentos es una parte natural de la vida e incluso puede reflejar necesidades reales del organismo (como en el caso de las mujeres embarazadas), si el impulso de comer se torna compulsivo, es probable que esté ligado a emociones no resueltas.
En el contexto de las celebraciones de Fiestas Patrias, la nutricionista Catalina Bustos enfatiza la importancia de "comer de forma consciente, conectando con el placer y eligiendo aquello que realmente se desea consumir". Además, recomienda "mantener un nivel de saciedad de 7 u 8 en una escala del 1 al 10, recordando que las empanadas y los anticuchos estarán disponibles en los días siguientes, por lo que no hay necesidad de consumir todo en un solo día".
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