“Por eso, la ministra no puede quedar indiferente a que un senador de la trayectoria de Insulza diga que hay una fiebre por presentar este tipo de acusaciones”, insistió.

Así, Labra concluyó que, “si la ministra no es capaz de llamarlo al orden, queda claro que su peso político es débil y su silencio sería señal de respaldo a estos dichos, totalmente alejados de las credenciales feministas de este gobierno“.