“Para ayudar a crear la atmósfera necesaria, la CNI protagonizará actos violentos antes y durante el 5 de octubre”, advierte el diplomático estadounidense.

A su vez, relata que “los más cercanos a Pinochet se han dado cuenta de que tiene muchas posibilidades de perder, por lo que es muy probable que se ponga en práctica la tercera opción, lo que acarrearía una pérdida sustancial de vidas”.

La información llegó al diplomático a través de Mónica Jiménez, amiga del embajador Barnes, quien a su vez fue advertida por el general Jorge Zincke, jefe de la Guarnición de Santiago, de lo que se estaba fraguando.

Recordemos que Jiménez, quien falleció en 2020 a los 79 años, fue ministra de Educación durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet.

No obstante, no fue una filtración explícita, sino que astutamente el militar habría dejado entrever de lo que se urdía con un supuesto complot comunista que intentaría detener el Plebiscito con “incidentes terroristas”.

Por lo mismo, el Ejército iba a repeler el ataque, advirtiendo, eso sí, de la muerte de “mujeres y niños”.

Pero, la tranquilidad de Zincke le llamó la atención a Jiménez, principalmente porque daba por hecho el enfrentamiento, algo que posteriormente le hizo entender de que se trataba de un montaje de la dictadura.

Finalmente, luego de hablar con el timonel de la DC, Patricio Aylwin, Jiménez tomó contacto con el embajador Barnes, quien posteriormente envió el cable a Washington alertando de las intenciones de Pinochet.

“El comandante de las fuerzas militares de Santiago, general Zincke, describió un supuesto complot comunista para interrumpir el Plebiscito del 5 de octubre, comenzando con actos terroristas este fin de semana y con violencia generalizada el día del Plebiscito”, escribió.

“Las personas con las que Zincke habló están convencidas de que, por razones desconocidas, él les estaba advirtiendo sobre lo que el Ejército, y no los comunistas, están planeando hacer para interrumpir el Plebiscito”, cierra.

Afortunadamente, pese a la derrota, Pinochet aceptó dejar el poder y permitir las elecciones que ganó Patricio Aylwin, tras 17 años de dictadura.