Secta, pócimas y una noche de tragos: el día en que el "envenenador de Quilpué" declaró ante la PDI

En su testimonio ante la PDI, el imputado habló de una supuesta secta, pócimas y ungüentos. De la última víctima dijo que habían compartido una noche de tragos horas antes de su muerte, pero que él no tiene nada que ver. “En relación al cobro del seguro por la muerte de Natalia, no lo he efectuado (...) por prudencia y respeto prefiero hacerlo una vez que todo esto concluya”, aseguró frente a los detectives. Pese a todo, antes de su detención alcanzó a cobrar los 109 millones de pesos. La declaración del denominado "envenenador de Quilpué" la revela en extenso la Unidad de Reportajes de BioBioChile.

 


Ricardo González Latorre (58) -según se desprende de la investigación en su contra- tenía un modus operandi que parece sacado del guion de un thriller policiaco. El abogado recién titulado hace algunas semanas fue puesto en prisión preventiva por el crimen de Natalia Véliz (40), quien en 2018 murió tras ser envenenada con metanol en Quilpué.

El 20 de mayo de 2020 González Latorre, a solicitud de la Fiscalía Local de Quilpué, fue interrogado por funcionarios de la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) de la Policía de Investigaciones.

La diligencia comenzó pasadas las 15:00 horas con él tratando de dejar en claro el tipo de relación que tuvo con la víctima y asegurando que “por prudencia y respeto” no había cobrado -hasta entonces- el seguro de vida contratado por Natalia que lo beneficiaba directamente. El cuidadoso y lineal relato será clave para el Ministerio Público a la hora de buscar pruebas para una condena superior a 15 años de cárcel, considerando que para ellos se configura el delito de homicidio calificado.

La declaración que prestó el imputado a la PDI la revela íntegramente la Unidad de Reportajes de BioBioChile.


Sólo amigos

En su alocución ante los detectives, González describió su relación con la víctima.

“En primer lugar debo señalar que en el año 2013 conocí a la fallecida (…) en la ciudad de Copiapó, a quien dejé de ver por diversas circunstancias, con quien me reencontré en el año 2017 en la ciudad de Quilpué”, detalló el acusado, remarcando que sólo eran “amigos cercanos” y que nunca mantuvieron una relación sentimental.

Entre su declaración ante la PDI y su detención pasó casi un año, tiempo que le alcanzó a González incluso para conseguir un anhelo de años, conseguir el título de abogado que en enero de este año le otorgó la Universidad de Las Américas.

Durante el último año, la fiscalía logró determinar que no era primera vez que González Latorre utilizaba este método por el que se le acusa para mejorar los números de su cuenta corriente. En efecto, en el 2000 el Juzgado del Crimen de Los Andes lo condenó por el homicidio de una persona ocurrido en 1997, donde él también figuraba como beneficiario del seguro de vida contratado por la víctima fatal.

No obstante, nunca pudo cobrar ese dinero porque no se habían pagado las últimas primas.

Además en 2004 estuvo investigado en una causa donde la víctima, una mujer, falleció por arma de fuego, pero no se logró acreditar su participación. Y en 2012 existe una denuncia por homicidio, donde la víctima tenía un seguro, cuyos beneficiarios eran cercanos al imputado. El fiscal de la causa, Hernán Silva, declaró tras su detención:

—Se ha podido establecer que existe un patrón de conducta, el hilo conductor o patrón común que hay en todos los hechos en que se ha visto involucrado el imputado, es la existencia de seguros de vida por parte de las víctimas, cuyo beneficiario era el imputado mismo o personas de su círculo cercano. Y se ha establecido que el delito que se le imputa acá en Quilpué lo fue por medio de veneno, con alevosía y con premeditación, tres circunstancias modificantes que transforman el homicidio en homicidio calificado.

El último día juntos

En su declaración, el acusado sostuvo que en su último día juntos, ambos se reunieron a compartir bebidas alcohólicas.

“Recuerdo que el 28 de junio de 2018, de forma habitual y como solía suceder, mantuve una conversación con Natalia por WhatsApp o teléfono, donde acordé con ella salir a tomar algo”, relató González.

“Me reuní con Natalia a eso de las 17:00 horas. La pasé a buscar en las cercanías de su casa. Ahí decidimos ir a un restaurante para luego ir al sector del Tranque Recreo, mientras nos dirigíamos a ese lugar pasamos a comprar alcohol y bebida a una botillería (…) ubicada en la calle Marga Marga, una botella de Whisky con Sprite, una Coca-Cola, hielo y dos vasos”, siguió.

El imputado remarcó a los policías que mientras estaban en su auto y durante tres horas bebieron “alcohol con bebida, ella sujetaba los vasos (y) todo lo que bebíamos estuvo a la vista de ambos”.

“Lo que habíamos tomado nos estaba haciendo efecto, por lo que mi intención era de ir a dejarla, sin embargo en un momento, ella me pidió que la abrazara a lo cual yo, para no tener inconvenientes, ya que Natalia tenía pololo y sumado a que no me llamaba la relación de tipo sentimental más que como amiga, me negué a hacerlo (lo) que hizo que (se) molestara, pidiendo que la llevara del lugar”, continuó.

Archivo | RRSS

El imputado aseguró que la trasladó finalmente al domicilio, donde supuestamente estaba el pololo de la mujer. Ella se bajó molesta del auto y lo bloqueó de WhatsApp para hablarle recién al otro día (29 de junio de 2018) cerca de las 19:00 horas.

En la comunicación, agregó, le habría consultado “qué tenía el trago que habíamos tomado, ya que no se sentía bien, le indiqué que habíamos tomado lo mismo, que ella vio en todo momento lo que le serví”.

“Pasado ese día, siendo las 21:00 horas me contactó una amiga, quien me contó que Natalia estaba hospitalizada en el hospital de Quilpué, por lo que necesitaban averiguar si consumió algo que le pudo provocar el agravamiento. Yo le comenté lo que había hecho con Natalia, lo que bebimos y dónde estuvimos, que no había notado nada extraño, por lo que eso me preocupó”, testimonio.

Pociones, ungüentos y “secta”

Al ser consultado sobre si la mujer era consumidora de drogas, el ahora imputado recordó que la había visto ingerir pastillas para perder peso y que pertenecía a una supuesta secta que justamente se reunía en el sector de Tranque Recreo, donde ellos fueron a beber por última vez.

“Puedo manifestar que Natalia estaba ligada al tema esotérico, pertenecía a una agrupación que se hacía llamar Uica de Valparaíso (…) con la que Natalia hacía reuniones de tipo rituales, donde preparaban pociones o ungüentos, los que contenían éter y otras sustancias similares que efectuaban en el sector del Tranque Recreo”, apuntó.

 


La supuesta secta, sin embargo, nunca se pudo comprobar.

La madrugada del 30 de junio Natalia fue ingresada a la Urgencia del Hospital de Quilpué tras consultar por vómitos que no la dejaban dormir. En principio pensaron que se trataba de una meningitis. El 7 de julio, pasado del mediodía, constataron su deceso a causa de un edema pulmonar agudo. El fiscal Silva relató:

—Primeramente había un diagnóstico vinculado a una posible meningitis, el cual fue después descartado y conforme a todos los síntomas y relato de familiares se apuntaba a la existencia de envenenamiento por ingesta de alcohol metílico, proporcionada por un sujeto que después se pudo establecer, correspondía a la persona del imputado.

El persecutor detalló que se trata por sobre todo de elemento difícil de detectar.

—El metanol es una sustancia que desaparece a las 12 a 24 horas del organismo, pero tras tratamientos y exámenes con el paso de los días desapareció esta huella del alcohol metílico y el cerebro experimenta consecuencias de deterioro. El cerebro se va licuando y la víctima empieza a perder la vista.

Pololo celoso

Lo mencionado por el persecutor va en línea con los síntomas descritos por las hijas de Natalia y como consta en la ficha médica de la fallecida.

González se excusó ante los policías de no haber ido a visitar a su amiga al hospital, tampoco participar de su velatorio y ni siquiera ir al funeral, porque la pareja de ella era muy celoso: “Para evitar problemas”, argumentó.

“En relación al cobro del seguro por la muerte de Natalia, no lo he efectuado (…) por prudencia y respeto prefiero hacerlo una vez que todo esto concluya”, subrayó González cuando declaró en mayo de 2020 ante la PDI.

Tras prestar testimonio, el imputado finalmente cobró los $100 millones que le correspondían por ese concepto, según contó la hija de la víctima al matinal Mucho Gusto de Mega.

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