Las dos caras de Alex Smith: "Lo mismo que le pasó a los comuneros, me está pasando a mí"

Alex Smith hoy tiene dos vidas: la que arrastra desde 2018 tras desatarse el escándalo por la Operación Huracán y otra, más reciente, como habitante de la pequeña localidad de Hualpin, región de La Araucanía.


Allí, el Profesor se erige como una auténtica eminencia local, a la espera del juicio por la implantación de pruebas contra comuneros mapuches. Desde su nuevo hogar, Smith recuerda que Antorcha, su célebre aplicación, nunca existió y que incluso su nombre fue inventado en un asado con Carabineros.

Cuando Alex Smith se sienta, lo primero que hace es abrir su notebook y pedir un café. Deambula por las carpetas de su escritorio hasta que, sin dejar de mirar la pantalla, encuentra lo que busca.

—Yo empecé firmando mucho antes. Llevo 4 años, 7 meses, 15 días, desde el 19 de febrero de 2018.

Smith es ordenado. No porque él lo diga y lo repita de diferentes maneras, sino por sus archivos con nombre y apellido que guarda en el notebook que nunca le requisaron. “Mentiras del fiscal” y “Caso Huracán – Inconsistencias Pdi”, son parte de la quincena de carpetas que almacena en su computador. Smith es cronometrado. No por los dos celulares que deja sobre la mesa, sino por el Excel que él mismo fabricó donde cuenta hasta los minutos desde que comenzó el proceso judicial en su contra.

Y bebe un sorbo de café que olvidó que tenía enfriándose. Tiene registro de cada día del proceso judicial vivido. Pero en ningún momento esos números parecen preocuparle. No da señales que esos casi cinco años que todavía siguen sumando días, le quiten la sonrisa permanente. Ahora, después de un quiebre matrimonial y de que su vida fuera escrita en miles de hojas de papel y en expedientes judiciales, Smith respira otros aires.

El Profesor recibe a la Unidad de Investigación de BioBioChile en Hualpin. Se declara un hombre feliz. Y así se le ve, tranquilo. Camina por las calles de la pequeña localidad de La Araucanía con un rostro más delgado, pero con la misma postura que lo caracteriza: las dos manos hacia atrás sosteniendo su bolso negro.

Y aunque Hualpin es solo un área urbana perteneciente a Teodoro Schmidt, que se compone de dos largas calles desoladas, cada lugareño que aparece lo saluda como si fuera una eminencia. Y él, sonriente, les corresponde con una sonrisa que no da luces de la mochila judicial que tiene encima. Mucho menos de que estuvo preso por uno de los escándalos más grande de Carabineros, ni que fue integrante de la extinta Unidad de Inteligencia Operativa Especializada (UIOE) de la policía verde oliva.

Su nuevo desplante, ante todo distendido, hace que su arresto nocturno pase desapercibido. Ahora, parlotea él mismo, busca descansar y ayudar a sus vecinos. Niega la existencia del software Antorcha y asegura que lo están incriminando con pruebas falsas que usarán en su juicio:

—Lo mismo que le pasó a los comuneros, me está pasando a mí —manifiesta Smith— Están apareciendo cositas.

RESPIRANDO OTROS AIRES

Alex Smith Leay es El Profesor. Todos lo llaman así. Nació y vivió casi toda su vida en Temuco, exceptuando este último periodo. Estudió en colegios particulares y continuó su enseñanza en el Inacap, donde su abuelo fue rector. Hoy está a la espera del juicio oral por la fallida Operación Huracán donde figura como uno de los principales imputados. Es el único civil entre una decena de policías.

Alex Smith en Hualpin
Alex Smith en las calles de Hualpin | Crédito: Felipe Díaz (BBCL)

—¿Cómo llegó a Hualpin?

—Me vine a vivir con mi papá, a una zona tranquila. La comuna de Teodoro Schmidt es muy tranquila y me vine a preparar para el proceso, a descansar, porque igual agotador, tantos años. (…) Yo soy muy cuadrado, todo ordenado, tengo hasta los días y segundos de cada proceso (muestra el Excel). Siempre fui ordenado. Si le mostrara mi pieza, todo cuadrado. Me gusta mucho la matemática. Es que así me formaron.

—¿Y por qué Hualpin?

—Por tranquilidad. Es una zona tranquila, sin conflicto. Uno a cierta edad -yo voy a cumplir 50- quiere tranquilidad y poder trabajar en las cosas que ejercí. Aquí yo soporto a dos empresas. (…) Trabajo en empresas pa’ afuera.

—¿De qué conflicto quiso escapar en Temuco?

—Al final te van marcando. Yo era conocido en Temuco y hubo un tema mediático. A mí nunca me trataron mal, ojo, una vez el tema en la audiencia, pero nunca se me acerca alguien. Haber trabajado en una unidad de inteligencia te marca.

Su educación no terminó con los dos títulos que dijo recibir del Inacap: Ingeniero de Ejecución Agrícola (2000) y Analista Programador (2003). Según él, los complementó con un magíster en Administración de Empresas en la Universidad Santo Tomás (2016) y un diplomado en la Universidad Mayor (2013).

Entre cursos y estudios posteriores, Ciper reveló que el Profesor llegó a sumar 18 certificados de diferentes casas de educación. Un currículum de 28 páginas que se convirtió en una hilera de puestos de primera línea, que él mismo asegura, desempeñó de manera irreprochable gracias a su cualidad más distinguida: ser un hombre cuadrado.

Pero ser metódico no le sirvió de nada. Para febrero de 2018, en una audiencia de formalización por obstrucción a la justicia y falsificación de instrumento público realizada en el Juzgado de Garantía de San José de la Mariquina, el fiscal Juan Agustín Meléndez confirmó que dos de los títulos señalados eran falsos: el de analista programador en Inacap y el diplomado en seguridad informática de la Universidad Mayor.

En la actualidad, Alex dice que todo se reduce a un asunto político; que él jamás se inventó documentos y que su único pecado fue agrandar un diploma, por insensatez. Para darse credibilidad enumera los nombres de sus profesores.

—Yo sí cometí un error con el de Administración de Técnico. Es que ellos intentaron ensuciar políticamente. Fue sucio, sucio. Porque hubieran demandado a Inacap y no hay ninguna demanda —se defiende, mientras muestra fotos de lo que sería su defensa de título.

—Pero… ¿por qué lo agrandó?

—De hueón. Bah, perdón, disculpe. Nadie falsifica un título inferior porque era de técnico. Yo nunca postulé a ningún trabajo, me fueron a buscar. (…) Yo no me ofrecí. Y bueno, y guardé los títulos también, si hay que tener todo guardado. Todo guardado. Todo, todo. Estoy hasta en el grupo de WhatsApp de mis compañeros. Te quieren borrar de la hueá y por eso la gente que me conoce no duda.

Pese a las pruebas expuestas por fiscalía en su formalización, el Profesor sigue exhibiendo sus fotos, de un Alex Smith de nueve años atrás que sostiene un cartón universitario entre sus manos y que asegura, es del diplomado de La Mayor. Insiste en la veracidad de este.

NOTA DE LA REDACCIÓN: Lo mencionado por Smith contrasta con archivos de prensa de BioBioChile, que constatan que en abril de 2018 el instituto profesional decidió querellarse en su contra por los delitos de falsificación y uso malicioso de instrumento privado. En tanto, desde la Universidad Santo Tomás confirmaron a BBCL Investiga que efectivamente Álex Smith cursó una Maestría en Administración de Empresas (MBA) en el establecimiento, con título legalizado ante notario.

VÍNCULOS CON LA OPERACIÓN HURACÁN

En septiembre de 2017, ocho comuneros mapuches fueron detenidos, incluido el líder de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), Héctor Llaitul. Los acusaban de estar involucrados con los hechos de violencia en el sur. Las pruebas que demostraban esos vínculos provenían desde la Unidad de Inteligencia Operativa Especializada (UIOE), creada ese mismo año por el entonces general director de Carabineros, Bruno Villalobos.

 


Al operativo, anunciado con gran jubileo, se le bautizó como Operación Huracán. Pero el espectáculo nacional duró poco: terminó siendo uno de los mayores casos de corrupción de la policía uniformada.

Cuatro meses después, cada parte de la investigación se desmoronó. El Ministerio Público reveló que la información fue fabricada por la propia policía. Es decir, le inventaron mensajes a los comuneros. No solo cayeron altos mandos, también Alex Smith, el único civil, quien según sus propios cálculos, ya llevaba seis meses con los uniformados.

En simples palabras, Smith fue contratado como asesor informático de Carabineros. La idea original, cuenta, era elaborar planos de comunidades mapuches de La Araucanía. Luego, sin embargo, su trabajo contempló también la vigilancia -vía redes sociales y otras fuentes abiertas- de “blancos” de interés para la inteligencia policial.

Fue así que ideó, afirma, un mecanismo para obtener acceso a teléfonos mediante técnicas de phishing. El método contemplaba el envío selectivo de correos electrónicos con links maliciosos que simulaban ser un sitio confiable. Para cada “objetivo” se enviaba un mensaje diferente.

—¿Cómo aprendió a hacer phishing?

—Lo que pasa es que cuando yo egresé, mi primera pega fue encargado de laboratorio, de esos que dan la hora en Inacap Temuco. Entonces yo daba la hora para los alumnos, la instalación del data, y me fui metiendo, hasta que fui el encargado de los laboratorios y me fueron capacitando. Y ahí, una vez reemplacé a un profe…

—Ya, pero ¿cómo aprendió a hacer phishing?

—En internet. A prueba de error. Y probando. A través de correos y mensajes de texto.

—¿Y a cuántas personas hicieron eso?

—Yo no estaba todo el día, perdí el número. Pero unas 80, 100 personas. Todos orientados (al conflicto). Después parece que perfiló para todos lados. Y la gente caía. Es igual a los que hacen las estafas.

Alex Smith de espalda a un retén de Carabineros en Hualpin
Alex Smith de espalda a un retén de Carabineros en Hualpin | Crédito: Felipe Díaz (BBCL)

LA MENTIRA DE ANTORCHA

Todos creyeron durante un tiempo que el Profesor era un verdadero hacker. En parte porque él mismo se autoproclamaba así. En su declaración judicial del 30 de enero de 2018, Smith contó que incluso participó de otras investigaciones, entre ellas el Robo del Siglo y el caso Landerretche.

Pero poco y nada duró la farsa. En mayo de ese mismo año, la Policía de Investigaciones confirmó que el software nunca existió. Todo lo que tenía relación con este mismo no eran más que cuentos inventados.

Ahora, casi cuatro años y medio más tarde, Smith no busca desmentirlo:

—Todo se enfoca en Antorcha. Antorcha no existió. Nosotros nunca hackeamos WhatsApp. Si tú no puedes entrar por la puerta, puedes entrar por la ventana. Y nosotros entramos por la ventana a los dispositivos.

Persecutores que en algún momento interrogaron cara a cara a Smith lo describen como un hombre de una particular personalidad. Al momento de escucharlo hablar, coinciden -en conversación con esta Unidad de Investigación- que la tecnología que planteaba no tenía ni pies ni cabeza. Es más, daba la sensación de que ciertos antecedentes o trozos de la historia narrados en primera persona, eran inventados por el Profesor al momento de declarar.

—¿Cómo se le ocurre Antorcha?

—Primero nació esto. Ver quiénes estaban contra la red. Ver qué teléfonos estaban conectados o dispositivos dentro de una casa. Todo partió de a poquito. La Antorcha nació del phishing. Nunca existió un nombre. El nombre se lo puso uno de la unidad. Fue un capitán de la Dipolcar, en un asado. Estaba (Leonardo) Osses. A él se le ocurrió, a mí nunca se me ocurrió Antorcha, porque no había nombre. En el fondo lo que hice yo fue una conciliación de distintas aplicaciones. Entonces no había un nombre, no había nada, eran procedimientos intrusivos. Eso era lo que era. Eso quedó chico. y ahí empezó el tema de las redes sociales. Todo lo que fue Facebook, Gmail. Nosotros nunca hackeamos WhatsApp (…) Era imposible.

—¿Y eso lo hacían con una orden de algún magistrado?

—Desconozco, yo creo que sí. Se supone. Es que yo era el único civil de cincuenta y tantas personas y todos eran de unidades de inteligencia. No te conversaban mucho, solo te probaban porque ellos siempre van a desconfiar de un civil.

—¿Reconoce que lo que pasó con Llaitul fue implantación de pruebas?

—Sí. Aunque él sí usaba redes sociales. Es mentira que te dicen que ellos no usaban o hablaban en mapuche. Nunca hablaban en mapuche, porque yo saqué de la misma carpeta todo y yo sabía lo que conversaban también. Yo estaba ahí. Ellos sí usaban redes sociales, específicamente Telegram. Yo creo que más que falsos… Bueno, son falsos. Ellos (los carabineros) modificaban los textos. Fueron implantados, eso sí. Yo no lo voy a negar.

—¿Pero usted creó los textos?

—No. Ningún texto. Porque yo sé cómo funciona el sistema. Yo nunca los hubiera puesto donde los pusieron. Burdo. Tiene que ir en la carpeta que corresponde. (Por ejemplo) Cada carpeta va en una carpeta al WhatsApp. Ellos lo pusieron en Facebook. Por último te hubieran preguntado, no sé. Algo más creíble.

El propio Smith dijo en su declaración de 2018, respecto a los reportes con los textos extraídos de los teléfonos, que “no existía ninguna medida de seguridad que permitiera evitar que se modificaran los mismos con posterioridad”.

TIEMPOS CARCELARIOS

Ninguna de las versiones del Profesor logró evitar que el 30 de julio de 2018 ingresara al penal para cumplir con la prisión preventiva decretada por un juez de la Corte de Apelaciones de Temuco.

Sus primeros días tras las rejas los pasó en el Centro de Detención Preventiva (CDP) de Temuco, pero al poco andar -18 de octubre- fue trasladado al recinto penitenciario de Pitrufquén. En febrero de 2019 llegó al CDP Santiago 1, para luego volver a Pitrufquén.

Fotografía de Álex Smith en la cárcel
Fotografía de Alex Smith en la cárcel | Edición: Jaime Silva (BBCL)

—¿Cómo fue el periodo en la cárcel?

—Complejo. Nunca había estado detenido. Pero al final terminé de monitor. En ninguna cárcel me querían. Estuve en Temuco, no me querían, al mes me querían sacar por el tema del conflicto mapuche. Me mandaron a Santiago 1, tampoco me quería el coronel de allá. Me llamó y me dijo ‘no te quiero acá’. Ya, al final no me querían en ningún lado. Te vamos a mandar me dijeron a una playa, que le llaman playa a la cárcel de Pitrufquén.

Para Smith, esos meses en prisión preventiva nunca fueron un martirio, por el contrario, pregona que se hizo amigo de los jueces, que ayudaba a los reos con sus escritos, que les negociaba asados y que al final lo terminaron queriendo.

 


Fuentes al interior de Gendarmería cuentan a BBCL Investiga que mantuvo buen comportamiento y era considerado un interno de bajo compromiso delictual. El Profesor se proclama como una persona reconocida: hasta sus alumnos lo iban a visitar tras las rejas, afirma.

Aunque no es lo único que anda divulgando. Luego de que el Juzgado de Garantía de Temuco -en junio de 2020- le rebajara la cautelar a arresto domiciliario, el Profesor cuenta que ahora en Hualpin nadie lo molesta. Hasta asegura que más de un nuevo favor le han pedido desde la comisaría del sector. Actualmente se encuentra solo con arresto domiciliario nocturno y firma quincenal.

—¿Siente que engañó a Carabineros?

—Yo creo que no. Porque si los hubiese hecho tontos yo me hubiese ido a ofrecer y no me ofrecí. Ellos se pusieron cargantes. Yo no estaba interesado. Yo creo que lo hicieron por si quedaba la cagá también. En el fondo, si a todos les iba bien, flores todos. Quieren explotar al civil. Y la fiscalía me acusa “no, tú empleado público”, pero de los seis meses que estuve contratado, puta, iría un mes. No me sentí empleado público. Nunca ofrecí Antorcha, eso nació dentro.

LA TRANQUILIDAD DE LA COTIDIANIDAD

Smith cumplirá 50 años. Tiene cuatro hijos. Después de ser acusado y formalizado por falsificación de documento público, obstrucción a la investigación y sabotaje informático, ahora busca la tranquilidad. Al menos así lo repite cada vez que puede.

Puntualiza en algunos detalles: que ahora su lazo materno es más estrecho, que vive con su padre y que sus vecinos le pagan con hortalizas cuando les ayuda.

Se levanta a las 7:50 de la mañana. Desayuna un café y monitorea cuatro búsquedas en Twitter a diario: Operación Huracán, Araucanía, Teodoro Schmidt y Temuco. Fuma dos cajetillas al día, Pall Mall azul sin clic.

—¿Aprendió la lección?

—Eh… de los errores más que lección. He intentado defender todo el proceso. Fue un error. En mi trabajo siempre he sido comprometido. No sé si tantas mentiras, porque algunas son verdad, porque había escuchas telefónicas, tú veías cómo los fiscales hablaban y veía todo el sistema sucio. No solamente eran carabineros truchos. Entonces quedé con esa visión, como “chucha, esto es Chile”. Las instituciones están corroídas enteras; fiscalía, PDI, Carabineros.

—¿Volvería a trabajar con Carabineros?

—Noooooo… Es que yo venía del mundo privado.

¿Y respecto de su futuro judicial? Smith reflexiona:

—El juicio está enviciado, todos han metido mano. A nosotros nos van a condenar, pero después se va anular porque ellos metieron mano. No podís ensuciar la evidencia.

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