Quién es Francia Márquez en Colombia
Francia Márquez, quien trabajó como empleada doméstica en su juventud, ahora es la principal candidata a la vicepresidencia de Colombia
Francia Elena Márquez Mina, es una líder social, activista medioambiental, defensora de derechos humanos, feminista, abogada, y política colombiana.
Francia Elena Márquez Mina, es una líder social, activista medioambiental, defensora de derechos humanos, feminista, abogada, y política colombiana.
Francia Elena Márquez Mina, es una líder social, activista medioambiental, defensora de derechos humanos, feminista, abogada, y política colombiana.
Francia Márquez: una vida de luchas
Francia Márquez lleva toda la vida en la lucha: mamá soltera, mujer afrodescendiente en uno de los departamentos de Colombia más castigados por la violencia, lideresa ambiental por la defensa de los territorios ancestrales, activista social y ahora, candidata a la Vicepresidencia del país andino en unos comicios donde la izquierda y las políticas "por la vida" tienen, por primera vez, posibilidades reales de vencer en las urnas el próximo 29 de mayo.
"Soy parte de un proceso, de una historia de lucha y resistencia que empezó con mis ancestros traídos en condición de esclavitud. Soy parte de la lucha contra el racismo estructural, soy parte de los que luchan por seguir pariendo la libertad y justicia. De quienes conservan la esperanza por un mejor vivir, de aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida, de quienes alzan la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques, de los páramos", así se define en su página web.
Y es que Francia Elena Márquez Mina es muchas cosas. De niña quiso ser cantante, actriz, bailarina... incluso antropóloga cultural, para adentrarse en las raíces africanas que impregnan el Cauca, el departamento al suroccidente de Colombia del que es originaria. Sin embargo, la vida le llevó por otros ríos.
Concretamente es de la vereda de Yolombó, del corregimiento de La Toma, en el municipio de Suárez, de donde nació su compromiso con la tierra y con la vida de la comunidad afrodescendiente hace ahora cuatro décadas.
En un territorio marcado por la violencia, la presencia de grupos armados ilegales y los intereses extractivistas de grandes empresas mineras, Francia Márquez sintió desde su adolescencia, cuando empezó a codearse con el activismo ambiental, que su comunidad era, para otros, un obstáculo para el desarrollo económico de la región.
No obstante, decidió combatir esas amenazas y desafíos desde la defensa acérrima de las tierras ancestrales, un extremo que la condujo a estudiar la carrera de derecho.
La vida de esta mujer afrocolombiana ha estado regida por las lógicas de la lucha y la conciencia social y ambiental. En agosto de 2020, después de muchos años de trabajo en el territorio, lanzó un mensaje a través de Twitter en el que anunció su deseo de convertirse en presidenta de Colombia.
Quiero ser Presidenta de este país.
— Francia Márquez Mina (@FranciaMarquezM) August 15, 2020
Quiero que nuestra gente se sienta libre y digna.
Quiero que nuestros pueblos puedan ser desde sus diversidades culturales.
Que nuestros territorios sean espacios de vida.
Que nuestros niñ@s puedan andar sin miedo de ser asesinados.
En poco menos de dos años se ha convertido en un fenómeno político y social, con cientos de miles de fieles que la siguen a ella y a su filosofía de vida 'Ubuntu', una doctrina de pensamiento africanista basada en el amor, la solidaridad y la coexistencia social como medio para el cambio.
Por otra parte, su figura también ha despertado numerosas críticas, algunas con trasfondos racistas y machistas, y otras por razones ideológicas e incoherencias en sus discursos.
Sea como fuere, Francia Márquez no será presidenta, al menos de momento, pero sí aspira a convertirse en la primera vicepresidenta afrodescendiente de la historia del país bajo la fórmula del Pacto Histórico junto a Gustavo Petro, el candidato progresista que lleva meses liderando las encuestas de cara a los comicios que se celebrarán el 29 de mayo y, en caso de balotaje, el 19 de junio respectivamente.
"Márquez es la figura política más importante de los últimos tiempos, ya que su presencia en la contienda electoral, sus discursos y su agenda han permitido mostrar con crudeza el racismo, el clasismo y el sexismo que caracteriza el ejercicio político en el país", sostiene Angélica Bernal, doctora en filosofía y politóloga feminista.
Para Juan David Cabrera, experto en cuestiones de raza y género del centro de estudios socio-jurídicos Dejusticia, la candidatura de Márquez supone "un quiebre respecto al estereotipo racial tradicional".
"Es una mujer afro que está asumiendo la posibilidad de llegar a una Vicepresidencia, un liderazgo político en un país profundamente racista que normalmente no estaba atribuido al estereotipo de lo que se considera lo negro".
La tierra, el río y la raza, origen de su liderazgo socioambiental
Descendiente de familia de líderes comunitarios, Francia Márquez inició su activismo desde muy joven, cuando tenía 15 años. Creció entre el río Cauca y el río Oveja, al norte del departamento del Cauca, en el suroccidente colombiano. Esos ríos fueron el kilómetro cero de su lucha.
Las comunidades ancestrales de la región hacían su vida en torno al río: allá plantaban yuca, plátanos, café y se dedicaban a la minería en la época de verano.
Sin embargo, el territorio también era del interés de empresas extractivistas mineras, nacionales e internacionales, que incluso tenían titulaciones territoriales en detrimento de las comunidades afros, indígenas y campesinas locales.
Desde 1986, Márquez, junto a otros líderes ambientales de Suárez, se volvió la cara visible contra los desalojos de los territorios ancestrales de su comunidad, oponiéndose a lo que denomina como "minería inconstitucional", la cesión de licencias mineras a empresas extranjeras sin hacer las consultas previas con los habitantes locales y sin promover los estudios necesarios de impacto medioambiental.
Sus implicaciones en la defensa de la tierra le llevaron a estudiar derecho. Cuando apenas estaba iniciando la carrera, en el año 2009, una explotación minera iba a provocar el desplazamiento obligado de la comunidad donde residía, causa por la que Francia, ya erigida como lideresa territorial y ambiental, impulsó una acción de tutela ante la Corte Constitucional, que un año más tarde suspendió los títulos a las empresas mineras y, con ello, se evitó el desalojo de la población.
Esa pequeña victoria judicial no impidió que el río Oveja continuara siendo escenario de la minería ilegal durante los siguientes años. Para denunciar ese hecho y en defensa de los derechos de las mujeres y los pueblos negros, en 2014 Márquez dio por primera vez el salto a la escena nacional, cuando promovió y lideró la llamada 'Marcha de los Turbantes', una caminata de más de 600 kilómetros hasta Bogotá, a la que se unieron alrededor de 80 mujeres afros.
El territorio es la vida, y la vida no se vende, se ama y se defiende
Una vez llegaron a la capital, se presentaron en el Ministerio del Interior y se declararon en asamblea permanente. Aunque fueron acusadas de atentar contra la seguridad nacional, sus reclamos fueron escuchados, y se terminó paralizando la operación que iba a alterar sus tierras ancestrales. Además, se reconoció a 27 Consejos Comunitarios del Norte del Cauca como sujetos de reparación.
"El territorio es la vida, y la vida no se vende, se ama y se defiende" ha sido uno de sus mantras desde el activismo y ahora también desde la política, a pesar de que el precio por defender la tierra suele pagarse con la muerte en Colombia.
Solo en lo corrido de 2022 ya van más de 70 líderes sociales asesinados en el país andino, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
Un camino plagado de obstáculos
El compromiso de Francia Márquez para con el arraigo a su tierra y su comunidad ha estado también marcado por las dificultades que ha enfrentado como causa y consecuencia de su activismo.
A una precaria situación económica en el seno de su enorme familia, se sumó el hecho de que quedó embarazada cuando tenía 16 años de un hombre que desapareció después de conocer la noticia.
Durante los meses de gestación, la lideresa ambiental tuvo que seguir trabajando en la minería para ganar dinero para subsistir. Posteriormente, ya como madre soltera, inició sus estudios de derecho en la Universidad de Santiago de Cali, pero sus recursos económicos impidieron que terminara la carrera hasta 2020.
Márquez trabajaba por las mañanas en su municipio y en la tarde tomaba el autobús para ir a la facultad. Unos días no comía, y los que sí, no le alcanzaba para pagar el pasaje y llegar a sus clases.
A la edad de 20 años, volvió a quedar embarazada, pero el padre tampoco quiso asumir la paternidad.
Entre su labor como líder comunitaria y estudiante, Márquez reconoció en una entrevista al periódico local 'El Espectador' que de no ser por su familia y su ayuda con los menores, no habría podido llevar a cabo su liderazgo ambiental y social en el territorio, un desafío que provocó amenazas de muerte en su contra y que, en 2014, la obligó a desplazarse forzosamente a la ciudad de Cali con sus hijos y abandonar su casa.
En 2019, la lideresa, junto a otros miembros de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca, fue víctima, presuntamente por disidencias de la guerrilla de las FARC, de un atentado terrorista con granadas de fragmentación y armas de fuego, un hecho del que salió ilesa.
Tras su salto a la primera línea política ha recibido hasta tres amenazas de muerte por parte de grupos armados ilegales. Incluso el presidente del Senado colombiano, Juan Diego Gómez, la llegó a calificar como una guerrillera.
Reconocimientos a su labor social y humana
"Francia ha luchado por su territorio, por su pueblo, pero también por las gentes indígenas y campesinas, ha resistido la economía extractivista de las transnacionales, ha sido víctima de amenazas de múltiples actores del conflicto interno y aún así ha seguido en una lucha que la ha vuelto un emblema porque expresa su palabra con dignidad, ya que la sustenta en la Justicia de sus denuncias, pero también en la claridad de sus propuestas", analiza la politóloga Angélica Bernal.
Y es que pese a los sacrificios, la labor de Francia Márquez ha sido premiada tanto a escala nacional como internacional en los últimos años.
En 2015, tras su exitosa 'Marcha de los Turbantes' el año anterior, fue galardonada como "Defensora del año" con el Premio Nacional a la defensa de los derechos humanos en Colombia.
No obstante, su reconocimiento más importante se
Francia Elena Márquez Mina, es una líder social, activista medioambiental, defensora de derechos humanos, feminista, abogada, y política colombiana.
Francia Elena Márquez Mina, es una líder social, activista medioambiental, defensora de derechos humanos, feminista, abogada, y política colombiana.
Francia Elena Márquez Mina, es una líder social, activista medioambiental, defensora de derechos humanos, feminista, abogada, y política colombiana.
Francia Márquez: una vida de luchas
Francia Márquez lleva toda la vida en la lucha: mamá soltera, mujer afrodescendiente en uno de los departamentos de Colombia más castigados por la violencia, lideresa ambiental por la defensa de los territorios ancestrales, activista social y ahora, candidata a la Vicepresidencia del país andino en unos comicios donde la izquierda y las políticas "por la vida" tienen, por primera vez, posibilidades reales de vencer en las urnas el próximo 29 de mayo.
"Soy parte de un proceso, de una historia de lucha y resistencia que empezó con mis ancestros traídos en condición de esclavitud. Soy parte de la lucha contra el racismo estructural, soy parte de los que luchan por seguir pariendo la libertad y justicia. De quienes conservan la esperanza por un mejor vivir, de aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida, de quienes alzan la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques, de los páramos", así se define en su página web.
Y es que Francia Elena Márquez Mina es muchas cosas. De niña quiso ser cantante, actriz, bailarina... incluso antropóloga cultural, para adentrarse en las raíces africanas que impregnan el Cauca, el departamento al suroccidente de Colombia del que es originaria. Sin embargo, la vida le llevó por otros ríos.
Concretamente es de la vereda de Yolombó, del corregimiento de La Toma, en el municipio de Suárez, de donde nació su compromiso con la tierra y con la vida de la comunidad afrodescendiente hace ahora cuatro décadas.
En un territorio marcado por la violencia, la presencia de grupos armados ilegales y los intereses extractivistas de grandes empresas mineras, Francia Márquez sintió desde su adolescencia, cuando empezó a codearse con el activismo ambiental, que su comunidad era, para otros, un obstáculo para el desarrollo económico de la región.
No obstante, decidió combatir esas amenazas y desafíos desde la defensa acérrima de las tierras ancestrales, un extremo que la condujo a estudiar la carrera de derecho.
La vida de esta mujer afrocolombiana ha estado regida por las lógicas de la lucha y la conciencia social y ambiental. En agosto de 2020, después de muchos años de trabajo en el territorio, lanzó un mensaje a través de Twitter en el que anunció su deseo de convertirse en presidenta de Colombia.
Quiero ser Presidenta de este país.
— Francia Márquez Mina (@FranciaMarquezM) August 15, 2020
Quiero que nuestra gente se sienta libre y digna.
Quiero que nuestros pueblos puedan ser desde sus diversidades culturales.
Que nuestros territorios sean espacios de vida.
Que nuestros niñ@s puedan andar sin miedo de ser asesinados.
En poco menos de dos años se ha convertido en un fenómeno político y social, con cientos de miles de fieles que la siguen a ella y a su filosofía de vida 'Ubuntu', una doctrina de pensamiento africanista basada en el amor, la solidaridad y la coexistencia social como medio para el cambio.
Por otra parte, su figura también ha despertado numerosas críticas, algunas con trasfondos racistas y machistas, y otras por razones ideológicas e incoherencias en sus discursos.
Sea como fuere, Francia Márquez no será presidenta, al menos de momento, pero sí aspira a convertirse en la primera vicepresidenta afrodescendiente de la historia del país bajo la fórmula del Pacto Histórico junto a Gustavo Petro, el candidato progresista que lleva meses liderando las encuestas de cara a los comicios que se celebrarán el 29 de mayo y, en caso de balotaje, el 19 de junio respectivamente.
"Márquez es la figura política más importante de los últimos tiempos, ya que su presencia en la contienda electoral, sus discursos y su agenda han permitido mostrar con crudeza el racismo, el clasismo y el sexismo que caracteriza el ejercicio político en el país", sostiene Angélica Bernal, doctora en filosofía y politóloga feminista.
Para Juan David Cabrera, experto en cuestiones de raza y género del centro de estudios socio-jurídicos Dejusticia, la candidatura de Márquez supone "un quiebre respecto al estereotipo racial tradicional".
"Es una mujer afro que está asumiendo la posibilidad de llegar a una Vicepresidencia, un liderazgo político en un país profundamente racista que normalmente no estaba atribuido al estereotipo de lo que se considera lo negro".
La tierra, el río y la raza, origen de su liderazgo socioambiental
Descendiente de familia de líderes comunitarios, Francia Márquez inició su activismo desde muy joven, cuando tenía 15 años. Creció entre el río Cauca y el río Oveja, al norte del departamento del Cauca, en el suroccidente colombiano. Esos ríos fueron el kilómetro cero de su lucha.
Las comunidades ancestrales de la región hacían su vida en torno al río: allá plantaban yuca, plátanos, café y se dedicaban a la minería en la época de verano.
Sin embargo, el territorio también era del interés de empresas extractivistas mineras, nacionales e internacionales, que incluso tenían titulaciones territoriales en detrimento de las comunidades afros, indígenas y campesinas locales.
Desde 1986, Márquez, junto a otros líderes ambientales de Suárez, se volvió la cara visible contra los desalojos de los territorios ancestrales de su comunidad, oponiéndose a lo que denomina como "minería inconstitucional", la cesión de licencias mineras a empresas extranjeras sin hacer las consultas previas con los habitantes locales y sin promover los estudios necesarios de impacto medioambiental.
Sus implicaciones en la defensa de la tierra le llevaron a estudiar derecho. Cuando apenas estaba iniciando la carrera, en el año 2009, una explotación minera iba a provocar el desplazamiento obligado de la comunidad donde residía, causa por la que Francia, ya erigida como lideresa territorial y ambiental, impulsó una acción de tutela ante la Corte Constitucional, que un año más tarde suspendió los títulos a las empresas mineras y, con ello, se evitó el desalojo de la población.
Esa pequeña victoria judicial no impidió que el río Oveja continuara siendo escenario de la minería ilegal durante los siguientes años. Para denunciar ese hecho y en defensa de los derechos de las mujeres y los pueblos negros, en 2014 Márquez dio por primera vez el salto a la escena nacional, cuando promovió y lideró la llamada 'Marcha de los Turbantes', una caminata de más de 600 kilómetros hasta Bogotá, a la que se unieron alrededor de 80 mujeres afros.
El territorio es la vida, y la vida no se vende, se ama y se defiende
Una vez llegaron a la capital, se presentaron en el Ministerio del Interior y se declararon en asamblea permanente. Aunque fueron acusadas de atentar contra la seguridad nacional, sus reclamos fueron escuchados, y se terminó paralizando la operación que iba a alterar sus tierras ancestrales. Además, se reconoció a 27 Consejos Comunitarios del Norte del Cauca como sujetos de reparación.
"El territorio es la vida, y la vida no se vende, se ama y se defiende" ha sido uno de sus mantras desde el activismo y ahora también desde la política, a pesar de que el precio por defender la tierra suele pagarse con la muerte en Colombia.
Solo en lo corrido de 2022 ya van más de 70 líderes sociales asesinados en el país andino, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
Un camino plagado de obstáculos
El compromiso de Francia Márquez para con el arraigo a su tierra y su comunidad ha estado también marcado por las dificultades que ha enfrentado como causa y consecuencia de su activismo.
A una precaria situación económica en el seno de su enorme familia, se sumó el hecho de que quedó embarazada cuando tenía 16 años de un hombre que desapareció después de conocer la noticia.
Durante los meses de gestación, la lideresa ambiental tuvo que seguir trabajando en la minería para ganar dinero para subsistir. Posteriormente, ya como madre soltera, inició sus estudios de derecho en la Universidad de Santiago de Cali, pero sus recursos económicos impidieron que terminara la carrera hasta 2020.
Márquez trabajaba por las mañanas en su municipio y en la tarde tomaba el autobús para ir a la facultad. Unos días no comía, y los que sí, no le alcanzaba para pagar el pasaje y llegar a sus clases.
A la edad de 20 años, volvió a quedar embarazada, pero el padre tampoco quiso asumir la paternidad.
Entre su labor como líder comunitaria y estudiante, Márquez reconoció en una entrevista al periódico local 'El Espectador' que de no ser por su familia y su ayuda con los menores, no habría podido llevar a cabo su liderazgo ambiental y social en el territorio, un desafío que provocó amenazas de muerte en su contra y que, en 2014, la obligó a desplazarse forzosamente a la ciudad de Cali con sus hijos y abandonar su casa.
En 2019, la lideresa, junto a otros miembros de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca, fue víctima, presuntamente por disidencias de la guerrilla de las FARC, de un atentado terrorista con granadas de fragmentación y armas de fuego, un hecho del que salió ilesa.
Tras su salto a la primera línea política ha recibido hasta tres amenazas de muerte por parte de grupos armados ilegales. Incluso el presidente del Senado colombiano, Juan Diego Gómez, la llegó a calificar como una guerrillera.
Reconocimientos a su labor social y humana
"Francia ha luchado por su territorio, por su pueblo, pero también por las gentes indígenas y campesinas, ha resistido la economía extractivista de las transnacionales, ha sido víctima de amenazas de múltiples actores del conflicto interno y aún así ha seguido en una lucha que la ha vuelto un emblema porque expresa su palabra con dignidad, ya que la sustenta en la Justicia de sus denuncias, pero también en la claridad de sus propuestas", analiza la politóloga Angélica Bernal.
Y es que pese a los sacrificios, la labor de Francia Márquez ha sido premiada tanto a escala nacional como internacional en los últimos años.
En 2015, tras su exitosa 'Marcha de los Turbantes' el año anterior, fue galardonada como "Defensora del año" con el Premio Nacional a la defensa de los derechos humanos en Colombia.
No obstante, su reconocimiento más importante se
Comparte en tus redes sociales