El gobierno indio había anunciado previamente operativos militares dirigidos contra Pakistán, en respuesta al ataque insurgente de febrero en Cachemira, que dejó 26 muertos. Estas incursiones, descritas como “selectivas”, marcaron un escalamiento previsible tras semanas de tensiones.

Sin embargo, Pakistán reportó consecuencias graves en suelo civil: ocho fallecidos y 35 heridos por los bombardeos indios, según el general Ahmed Sharif Chaudhry, director de medios del Ejército.

 

“Se registraron 24 ataques en seis localidades; además, dos civiles siguen desaparecidos”, precisó en conferencia de prensa. Los blancos incluyeron zonas de Punjab y la Cachemira bajo control paquistaní.

Los enfrentamientos se concentraron en áreas fronterizas tras la medianoche del miércoles. Chaudhry detalló que los bombardeos afectaron principalmente a comunidades en la provincia oriental de Punjab, colindante con India, y en territorios administrados por Pakistán en Cachemira.