Crisis de la vida

Según Petro, en el año que pasó desde su último discurso en la ONU, “no hemos visto sino profundizar lo que los ricos reunidos en Davos llamaron la policrisis: la guerra sigue, el hambre continúa, la recesión aumenta y la crisis climática ha mostrado sus dientes como nunca llevándose decenas de miles de vida y calentando la tierra y los mares como nunca. Todas estas crisis son en realidad una, la crisis de la vida”.

Esta crisis “se expresa en un indicador aterrador” que “ha iniciado desde lejos (…) en una marcha silenciosa de gentes, una multitud de todos los colores que avanza por trochas, por mares, por selvas”, un fenómeno que se convirtió en “el éxodo de la humanidad”, dijo sobre la crisis migratoria.

“En el año 2070, según la ciencia, serán 3.000 millones las personas huyendo de sus hogares queridos porque serán inhabitables. En mi patria, el país de la belleza, el país de la explosión de la vida, en ese 2070 solo quedarán desiertos, lo pueblos se irán al norte, ya no atraídos por las lentejuelas de la riqueza, sino por algo más simple y vital: el agua”, alertó el presidente.

Para él, “el éxodo de los pueblos hacia el norte mide con exactitud la dimensión del fracaso de los gobiernos”.

A esto se suma, siguió el mandatario, que los países “han pasado a las drogas de la muerte”, como el fentanilo, “que ya no mata 4.000 sino 100.000 jóvenes al año”.

Petro acabó su segundo discurso en la Asamblea General de la ONU proponiendo que “la megacrisis de la vida se resuelve con una democracia que alcance el nivel global, una democracia profunda”, y para eso se debe “liberar lo público para salvar la vida (…) que resuene la palabra cambio, porque para salvar la vida es fundamental”.

“El problema es que este no era un asunto de socialistas, de progresistas, sino que era un asunto que se iba el tiempo de la vida en el planeta”, alertó como mensaje final Petro, quien lamentó que “pareciera que la dirigencia mundial se hubiera enemistado con la vida”.