Petro respondió con el principio de reciprocidad, ordenando al ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Carlos Reyes, “elevar los aranceles de importaciones desde los EE.UU en un 25%”, así como buscar otros destinos para los productos nacionales.

A su vez, el mandatario colombiano incluso afirmó no temer a un golpe de Estado. “Túmbeme, presidente, y le responderán las Américas y la humanidad”, expresó en su cuenta de X.

“Puede, con su fuerza económica y su soberbia, intentar dar un golpe de estado como hicieron con (Salvador) Allende. Pero yo muero en mi ley, resistí la tortura y lo resisto a usted”, puntualizó.

Las horas siguientes fueron de incertidumbre, considerando que la Embajada de EE.UU anunció a los solicitantes la cancelación de sus citas agendadas para este lunes 27 de enero.

Finalmente, la noche del domingo la Casa Blanca dio por cerrada la crisis con Colombia, asegurando que el gobierno de Bogotá acepta “todos los términos del presidente Trump” al respecto.

 

Eso incluye “la aceptación sin restricciones de todos los ilegales extranjeros de Colombia retornados desde Estados Unidos, incluidos en aviones militares, sin limitaciones o retrasos”.

Poco después Petro reposteó el comunicado estadounidense sin ningún comentario, dando a entender que lo validaba por completo, aunque minutos después lo eliminó sin ninguna explicación.

En el comunicado, de tono severo, Washington indicó que los aranceles prometidos por Trump contra las importaciones colombianas y las sanciones “no se firmarán, a no ser que Colombia no honre este acuerdo”.

“Hubo un escalamiento” pero “se logró superar esa situación, logramos trabajar de manera mancomunada con el canciller saliente, Luis Gilberto Murillo; con la nueva canciller, Laura Sarabia, y con Jorge Rojas (el vicecanciller). Trabajamos todo el día”, explicó García-Peña.

En ese sentido, el embajador reconoció lo hecho por “la gente de la Casa Blanca” y explicó que el interlocutor designado por Trump para resolver la crisis fue Mauricio Claver-Carone, expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a quien el mandatario estadounidense nombró como responsable del Departamento de Estado para América Latina.