Shiraishi contactó a sus víctimas femeninas a través de Twitter (ahora X) y las atrajo a su domicilio con ofertas para ayudarlas a morir.

El único varón asesinado era la pareja de una de las mujeres a las que había matado con anterioridad, quien se puso en contacto con él tras la desaparición de su novia.

Durante el juicio, Shiraishi declaró que no tenía intención de apelar la sentencia, incluso si se trataba de la pena capital.

Con la ejecución del denominado “asesino de Twitter”, el número de presos condenados a muerte en centros de detención en todo Japón es de 105, de los cuales, 49 personas buscan un nuevo juicio o una repetición del mismo.