Cómo se selecciona al nuevo Papa: el proceso detallado del cónclave en el Vaticano

Los cardenales se congregarán en cónclave el 7 de mayo para seleccionar al sucesor del Papa Francisco, quien falleció en abril. Este proceso solemne tendrá lugar en la Capilla Sixtina, completamente aislado, con la participación de 133 cardenales electores. 


Cada uno emitirá su voto de manera confidencial y los resultados serán incinerados. El humo blanco anunciará que se ha efectuado la elección, seguido de un aviso en la Basílica de San Pedro y la presentación del nuevo Papa en el balcón central.

La elección del nuevo Papa, tras la muerte de Francisco, será nuevamente uno de los eventos más significativos dentro de la Iglesia Católica. Este proceso, conocido como cónclave, ha mantenido su estricto ceremonial a lo largo de las décadas.

Se trata de un proceso en que los cardenales electores, “guiados por el Espíritu Santo” y aislados del mundo, se encierran en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo pontífice. Así es el procedimiento:


El cónclave para escoger a un nuevo Papa

Por undécima vez desde comienzos del siglo XX, los cardenales de la Iglesia Católica se reunirán el 7 de mayo en un cónclave para elegir a un pontífice, según detalla nuestro medio asociado RPP. En 1903 se eligió a Giuseppe Melchiorre Sarto, el papa Pío X, y en los años siguientes se han sucedido nueve pontífices, hasta llegar a Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril.

En un mundo hiperconectado, el cónclave para elegir al nuevo papa se celebra con el máximo secretismo, bajo llave en la Capilla Sixtina. Desde la muerte del papa Francisco, comenzaron a llegar al Vaticano cardenales de diversos países, del mundo, que participaron en las reuniones previas al cónclave, denominadas “congregaciones generales”.

En el cónclave, participarán 133 cardenales, luego de que dos anunciaran su ausencia por motivos de salud. Aunque la Iglesia Católica cuenta con 252 cardenales, solo pueden participar aquellos que no superan los 80 años, lo que deja afuera a 117 de ellos.

La tradición dicta que todos los cardenales electores se trasladan, la tarde anterior al inicio del cónclave, a la Casa de Santa Marta -la residencia dentro del Vaticano donde vivió el papa Francisco- para cenar juntos. Desde ese momento, permanecen aislados del mundo y totalmente incomunicados.

Ya este miércoles 7 de mayo, los cardenales participaron en la misa “por la elección del Romano Pontífice”, presidida por Su Eminencia Reverendísima el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.

Por la tarde, los cardenales electores irán en procesión a la Capilla Sixtina, invocando la asistencia del Espíritu Santo con un canto. Una vez dentro, realizarán un juramento solemne, y el maestro de las Celebraciones Litúrgicas, monseñor Diego Ravelli, proclamará el Extra omnes (“todos fuera”), tras lo cual se cerrarán las puertas. Solo los cardenales electores permanecerán en el recinto, donde se llevará a cabo la primera votación.


¿Cómo se elige al nuevo Papa?

Cada cardenal recibe dos o tres papeletas en blanco y debe escribir claramente, con una letra lo más reconocible posible el nombre de la persona que elige. Luego, dobla la papeleta por la mitad y, sosteniéndola en alto y a la vista, se dirige al altar, donde se encuentra el Juicio Final, la obra maestra de Miguel Ángel.

Frente a los tres escrutadores sentados tras una mesa, el cardenal pronuncia: “Invoco a Cristo el Señor, que me juzgará, por testigo de que mi voto se da a quien, según Dios, creo que debe ser elegido”. Deposita la papeleta en un plato y la introduce en un cáliz, que se utiliza como urna. Finalmente, se inclina ante el altar y regresa a su asiento.

Al final de la votación, un escrutador agita la urna para mezclar las papeletas y otro transfiere las papeletas, una por una, a otro cáliz. Si el número de papeletas corresponde al número total de electores, se procede al recuento. El primer escrutador abre una tarjeta y lee el nombre. El segundo repite el procedimiento. El tercer escrutador anota el nombre y lo lee en voz alta, luego perfora las tarjetas con una aguja y las une todas con un hilo.

El Camarlengo recoge las papeletas y redacta un acta con los resultados. Todos los papeles se queman en una estufa, a la que se añade un aditivo químico para alterar el color del humo. Cada dos votaciones, las papeletas se queman en una estufa ubicada dentro de la Capilla Sixtina, y el humo sale por una chimenea instalada en su tejado, usualmente al mediodía y por la tarde. Sin embargo, si el humo aparece antes de esas horas, significa que se ha elegido papa en la primera votación del turno correspondiente.

 

El final del cónclave

Si alguno de los cardenales alcanza la mayoría necesaria, saldrá humo blanco de la chimenea y, al mismo tiempo, sonarán seis campanas en la Basílica de San Pedro.

Mientras los fieles reunidos en la plaza celebran con aplausos, el cardenal electo se dirigirá a la sacristía de la Capilla Sixtina, donde lo esperan los atuendos del nuevo pontífice en varias tallas. Ese espacio es conocido como la “sala de las lágrimas”, por ser el lugar donde el nuevo papa suele desahogar la emoción contenida hasta ese momento.

El cardenal electo elegirá la vestimenta que usará. El papa Francisco, por ejemplo, rechazó la elaborada capa roja de armiño y optó por una sencilla sotana blanca.

Luego se abrirán las cortinas y las puertas del balcón central de la Basílica de San Pedro, donde el cardenal francés Dominique Mamberti, como purpurado de mayor antigüedad en el orden de los diáconos del Colegio Cardenalicio, anunciará en latín que tenemos Papa. Pronunciará el nombre del nuevo pontífice y el que ha elegido para su pontificado. Minutos después, quien conducirá a la Iglesia Católica y a millones de fieles en el mundo se presentará ante todos.

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