Rechaza Macron la mediación propuesta por los sindicalistas y cifra en 740.000 los manifestantes en Francia
Este martes tuvo lugar la décima jornada de huelgas y protestas en toda Francia. El gobierno rechazó abruptamente la petición de las organizaciones sindicales de poner en "pausa" la reforma de pensiones mientras realizaba una "mediación" y cifró en 740.000 los asistentes en todo el país
“La movilización sigue siendo igual de importante” con “muchos jóvenes” en las marchas, aseguró desde Clermont-Ferrand el líder del sindicato CGT -uno de los sindicatos mayoritarios en el país-, Philippe Martinez, para quien esto es “la prueba de que el movimiento no se agota”.
Desde el 19 de enero, los sindicatos han organizado diez jornadas de protestas masivas contra este impopular proyecto pensional, que aumentaron en intensidad a mediados de marzo cuando Macron lo adoptó por decreto, a través del artículo 49.3 de la Constitución, para evitar perder el voto en el Parlamento.
Las últimas movilizaciones estuvieron marcadas por disturbios y choques entre manifestantes radicales y fuerzas de seguridad en las grandes ciudades. El jueves pasado, hubo 457 detenidos y 441 policías y gendarmes heridos, según las autoridades.
Este martes, unas 450.000 personas se manifestaron en París, según datos del sindicato CGT. Esto son la mitad de las personas que se congregaron en la capital el jueves pasado, de acuerdo a la misma fuente. Según el Ministerio del Interior, 740.000 franceses han salido a las calles de todo el país en esta nueva jornada de rechazo a la reforma pensional.
El primer choque reportado se dio a primera hora de la tarde del martes en la ciudad de Nantes, donde se incendió un banco y se atacó un tribunal administrativo local, según un periodista de la agencia de noticias AFP. Tras un inicio pacífico de las protestas, jóvenes manifestantes lanzaron proyectiles contra la Policía, que respondió con gases lacrimógenos.
Asimismo se registraron otros choques en París, donde las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos contra cientos de personas, vestidas de negro y con la cara cubierta, que saquearon un comercio y prendieron fuego a basura. Los movilizados también iniciaron algunas barricadas en la capital.
Tensiones entre sindicatos, oposición y Gobierno
En este contexto de creciente tensión, el Gobierno y los sindicatos buscan cómo calmar los ánimos, pero firmes en sus posiciones: las organizaciones sindicales quieren la retirada o la suspensión de la reforma, y Macron dice no. Entretanto, las organizaciones sindicales pidieron poner en “pausa” la reforma e iniciar una “mediación”, extremo que el Ejecutivo declinó de manera abrupta.
“No necesitamos necesariamente una ‘mediación’ para hablar entre nosotros, declaró el portavoz Olivier Véran. La respuesta por parte del líder sindical de la CFDT Laurent Berger fue calificar de “inaceptable” la decisión del Gobierno.
Sin embargo, desde los centristas de Movimiento Democrático, moderaron el tono y saludaron la propuesta: “Es bueno que una o dos personas busquen diálogo y den un paso atrás”, afirmó el líder del partido, Jean-Paul Mattei.
Por su parte, el primer secretario del opositor Partido Socialista, Olivier Faure, criticó la decisión y dijo de Macron: “Tenemos un presidente totalmente ciego y sordo que no entiende a su país”.
También se pronunció el líder de la izquierdista Francia Insumisa, Jean-Luc Mélénchon, que dijo que “Francia no se lidera con un garrote”. En la misma línea, Fabien Roussel, cabeza del Partido Comunista, pidió a Macron que “escuche a los diputados de su mayoría y acepte la mano de los sindicatos”.
El vocero gubernamental, Olivier Véran, rechazó este martes la última propuesta de Laurent Berger, líder del principal sindicato, CDFT, de buscar una “mediación” para hallar una vía de salida, y afirmó que pueden “hablarse directamente”.
Sin embargo, en un gesto poco habitual durante esta crisis, los diputados centristas de Movimiento Demócrata, miembro de la alianza oficialista de Macron, apoyaron la propuesta de Berger para “tratar de encontrar el diálogo” con cierta perspectiva.
El presidente liberal se halla bajo presión. Una mayoría de franceses lo considera responsable de la situación actual por no querer escuchar el malestar sobre una reforma que el Gobierno considera crucial para evitar un déficit en la caja de las pensiones.
Dos de cada tres franceses, según los sondeos, se opone además a esta reforma que retrasa gradualmente la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelanta a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42) para cobrar una pensión completa.
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