“Pero hasta que no hablara con el obispo Taussig y obtuviera la dispensa, no sentía que estaba afuera. Fui a verlo el 1 de enero de 2009 y me atendió”, dijo.

Consecuencias de una relación entre un ex sacerdote y una catequista

La respuesta por parte de la autoridad fue favorable, entendió su situación. Sin embargo, aquella conversación provocó malos entendidos, y corrieron rumores negativos que terminaron en amenazas.

Tras los constantes conflictos, Hernando debió salir de San Rafael por dos años y conseguir un nuevo trabajo, para luego volver y oficializar su relación con Romina.

Él era sacerdote y ella, catequista de una parroquia en Mendoza. Pero aquello no fue impedimento para que ambos terminaran enamorándose y formaran un futuro juntos.
Romina Vásquez y Hernando García |Infobae

Pero aquello no fue todo, cercanos a la iglesia, de él y amigos de ella, se alejaron luego de divulgarse su relación. Ambos quedaron solo con un par de amigos de confianza y sus familias que los apoyaban.

Luego de un tiempo y tras llevar tres años de noviazgo formal, la pareja decidió que la espera por la autorización oficial del obispo (dispensa), había sido suficiente.

Relación oficial: matrimonio civil y por la Iglesia

El 18 de febrero de 2012, se casaron por el civil, con una ceremonia íntima.

“Así que hicimos una ceremonia muy bonita, con una imagen de la Virgen. Intercambiamos anillos y nos bendijeron nuestros padres. Estábamos felices de la vida”, menciona Romina.

Luego de un mes, la dispensa pontificia salió. Con todo en orden, el 26 de mayo de ese mismo año cumplieron el sueño de casarse frente a un altar, pero en la parroquia San Antonio de Padua, Buenos Aires.

Él era sacerdote y ella, catequista de una parroquia en Mendoza. Pero aquello no fue impedimento para que ambos terminaran enamorándose y formaran un futuro juntos.
Matrimonio por la Iglesia Romina y Hernando | Infobae

Después de los años y trabajar duro, Hernando es dueño de seis supermercados de franquicia, cuatro verdulerías mayoristas y un hotel, junto a un grupo de socios.

Por su parte, Romina tiene un instituto llamado Soy, donde combina la kinesiología con la respiración consciente y el yoga.

No tuvieron hijos, pero aquello no los desmotivó a forjar una familia estable.

 

Además, ambos dejaron de ir a la iglesia, pues manifestaron que viven la religión desde su propio hogar y a su manera.

La fe está, no podemos concebir nuestra vida sin Dios. Todo nos remite a Él. Y nuestra gratitud es infinita por todo lo que somos”, menciona Romina.