Tras eso, la denuncia fue interpuesta ante la Oficina del Fiscal General del Estado, que lleva a cabo la investigación junto a una agencia independiente.

Un antecedente del caso indica que al menos 10 trabajadores de KODA renunciaron a sus labores tras aquel incidente.

Una de ellas es Nyckoletta Martin, quien aseguró que incluso podría prestar declaración en medio de la investigación.

“He dedicado toda mi vida a la donación y el trasplante de órganos. Me da mucho miedo ahora que se permite que sucedan estas cosas y no hay más medidas para proteger a los donantes”, sostuvo.

Desde la Association of Organ Procurement Organizations (AOPO), por su lado, mostraron su preocupación ante este caso, asegurando que podría significar más problemas para el sistema de donantes en Estados Unidos.

De hecho, aquel país posee una lista de espera de donaciones de más de 100.000 personas.

“Están tratando de jugar a ser Dios. Están casi, ya sabes, escogiendo y eligiendo: van a tomar a esta persona para salvar a estas personas. Y como que pierdes un poco la fe en la humanidad”, cerró Donna Rhorer.