El terreno, que fue hallado por los activistas tras una llamada anónima, ha sido examinado por las autoridades en los últimos días. El 12 de marzo, la Fiscalía de Jalisco reveló que ha localizado seis fosas comunes en donde se encontraron restos de huesos humanos, además de 500 ‘indicios’ de restos humanos.

En reacción al hallazgo de autoridades y activistas dentro del predio jalisciense, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, calificó el hecho como “terrible”, además de abrir la puerta a que la Fiscalía General de la República “atraiga el caso”, en un intento de dilucidar la verdadera naturaleza del terreno y dar con los victimarios.

“Las imágenes obviamente son dolorosas, y pues hay que saber realmente qué pasó ahí antes de cualquier cosa. Entonces es importante esta investigación coordinada, aparte de que, obviamente, se deslinden las responsabilidades que se tienen que deslindar”, expresó la mandataria en su conferencia matutina de este 12 de marzo.

Ante el horror del descubrimiento, la Fiscalía local publicó una lista con más de 400 objetos encontrados, hasta ahora, en las inmediaciones del rancho, con el objetivo de que los familiares de personas desaparecidas en la zona puedan posiblemente identificar artículos personales de sus seres queridos; o que sobrevivientes del reclutamiento forzado, que hayan podido escapar del “centro de exterminio”, ofrezcan testimonio sobre lo que pasó ahí dentro.

Las imágenes que circulan en redes sociales sobre los descubrimientos dentro del predio han congelado a una parte de la sociedad mexicana, que no puede imaginarse los horrores que ocurrieron en las inmediaciones del rancho. Empero, el terror aumenta ante la incertidumbre de cuánto tiempo estuvo en funcionamiento.

Las autoridades locales tenían conocimiento de la existencia del rancho desde el año pasado, como mínimo. La Guardia Nacional identificó y aseguró el predio durante un operativo en septiembre de 2024 y 10 personas fueron detenidas, se liberaron dos secuestrados y se descubrió un cadáver.

Sin embargo, a pesar del uso de instrumentos de excavación y análisis, las autoridades entonces no lograron identificar ni un resto humano más ni un hueso ni zapato o algún otro indicio que pudiera indicar algo como lo recientemente descubierto.

Los y las activistas buscadoras de Jalisco confirman esta versión. El año pasado, los miembros de la Guardia Nacional las acompañaron a entrar las primeras veces al rancho.

“Ellos fueron los que entraron primero al rancho, porque estaban las puertas de par en par; ya cuando vieron que no había peligro, que no había nadie, nos hicieron el llamado y ya nos acercamos, pero lamentablemente oscureció y en ese tiempo todavía había sembradío, estaba muy peligroso. Haz de cuenta que estábamos en una cueva de lobos”, describió Virginia Ponce, parte de las Madres Buscadoras de Jalisco, para el diario mexicano Animal Político.