Test mental de Cattell

Enfermedad mental

Descripción general
Enfermedad mental, también denominada "trastorno de salud mental", se refiere a una amplia gama de afecciones de la salud mental, es decir, trastornos que afectan el estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento. Son ejemplos de enfermedad mental la depresión, los trastornos de ansiedad, los trastornos de la alimentación y los comportamientos adictivos.

Muchas personas manifiestan problemas de salud mental de vez en cuando. Pero un problema de salud mental se convierte en una enfermedad mental cuando los signos y los síntomas se hacen permanentes, causan estrés y afectan la capacidad de funcionar normalmente.

La enfermedad mental puede hacerte sentir muy mal y ocasionar problemas en la vida cotidiana, por ejemplo, en la escuela, el trabajo o en las relaciones interpersonales. En la mayor parte de los casos, los síntomas pueden tratarse con una combinación de medicamentos y terapia de conversación (psicoterapia).

Síntomas
Los signos y síntomas de la enfermedad mental pueden variar según el trastorno, las circunstancias y otros factores. Los síntomas de la enfermedad mental pueden afectar las emociones, los pensamientos y las conductas.

Algunos ejemplos de los signos y síntomas son los siguientes:

Sentimientos de tristeza o desánimo
Pensamientos confusos o capacidad reducida de concentración
Preocupaciones o miedos excesivos o sentimientos intensos de culpa
Altibajos y cambios radicales de humor
Alejamiento de las amistades y de las actividades
Cansancio importante, baja energía y problemas de sueño
Desconexión de la realidad (delirio), paranoia o alucinaciones
Incapacidad para afrontar los problemas o el estrés de la vida diaria
Problemas para comprender y relacionar las situaciones y las personas
Problemas con el uso de alcohol o drogas
Cambios importantes en los hábitos alimentarios
Cambios en el deseo sexua

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Diagnóstico
Tienes las siguientes opciones para determinar un diagnóstico y verificar si hay complicaciones relacionadas:

Una exploración física. Tu médico tratará de descartar problemas físicos que podrían causar tus síntomas.
Análisis de laboratorio. Estos pueden incluir, por ejemplo, un chequeo de tu función tiroidea o un examen para la detección de alcohol y drogas.
Una evaluación psicológica. Un médico o profesional de la salud mental hablará contigo sobre tus síntomas, pensamientos, sentimientos y patrones de conducta. Es posible que te pida que completes un cuestionario para ayudar a responder estas preguntas.
Cómo determinar la enfermedad mental que padeces
A veces es difícil determinar qué enfermedad mental puede estar causando los síntomas. Pero tomarse el tiempo y el esfuerzo para obtener un diagnóstico preciso ayudará a determinar el tratamiento apropiado. Cuanta más información tengas, más preparado estarás para trabajar con su profesional de salud mental y comprender lo que pueden representar tus síntomas.

Los síntomas característicos de cada enfermedad mental se detallan en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5, Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales), publicado por la American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría). Los profesionales de salud mental utilizan este manual para diagnosticar trastornos mentales, y las compañías de seguro lo usan para reembolsar el costo del tratamiento.

Clases de enfermedades mentales
Las principales clases de enfermedades mentales son las siguientes:

Trastornos del neurodesarrollo. Esta clase abarca una amplia gama de problemas que generalmente comienzan en la infancia o niñez, a menudo antes de que el niño comience la escuela primaria. Algunos ejemplos incluyen el trastorno del espectro autista, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y trastornos del aprendizaje.
Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. Los trastornos psicóticos causan pérdida de contacto con la realidad, como delirios, alucinaciones y pensamiento y habla desorganizados. El ejemplo más notable es la esquizofrenia, aunque a veces se pueden asociar otras clases de trastornos con la pérdida de contacto con la realidad.
Trastorno bipolar y trastornos relacionados. Esta clase incluye trastornos con episodios alternados de manía (períodos de actividad excesiva, energía y excitación) y depresión.
Trastornos depresivos. Estos incluyen trastornos que afectan la manera en que te sientes emocionalmente, como el nivel de tristeza y felicidad, y pueden afectar tu capacidad para funcionar. Algunos ejemplos incluyen el trastorno depresivo mayor y el trastorno disfórico premenstrual.
Trastornos de ansiedad. La ansiedad es una emoción caracterizada por la anticipación de un futuro peligro o desgracia, junto con una preocupación excesiva. Puede incluir comportamientos con el objeto de evitar situaciones que causan ansiedad. Esta clase incluye el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y las fobias.
Trastorno obsesivo compulsivo y trastornos relacionados. Estos trastornos implican preocupaciones u obsesiones y pensamientos y acciones repetitivos. Algunos ejemplos incluyen el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno de acumulación y la tricotilomanía.
Trastornos relacionados con el trauma y el estrés. Estos son trastornos de adaptación en los cuales una persona tiene problemas para lidiar con una situación estresante de la vida durante o después de esta. Algunos ejemplos incluyen el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y el trastorno de estrés agudo.
Trastornos disociativos. Estos son trastornos en los cuales el sentido de sí mismo se ve alterado, como el trastorno de identidad disociativa y la amnesia disociativa.
Síntomas somáticos y trastornos relacionados. Una persona con uno de estos trastornos puede tener síntomas físicos que causan una gran angustia emocional y problemas de funcionamiento. Puede o no haber otra afección médica diagnosticada asociada con estos síntomas, pero la reacción a los síntomas no es normal. Los trastornos incluyen el trastorno de síntomas somáticos, el trastorno de ansiedad por enfermedad y el trastorno facticio.
Trastornos alimenticios y de la alimentación. Estos trastornos incluyen problemas relacionados con la alimentación que afectan la nutrición y la salud, como la anorexia nerviosa y el trastorno por atracones.
Trastornos de eliminación. Estos trastornos se relacionan con la eliminación inadecuada de orina o heces por accidente o a propósito. Mojar la cama (enuresis) es un ejemplo.
Trastornos del ritmo circadiano. Se trata de trastornos del sueño lo suficientemente graves como para requerir atención clínica, como el insomnio, la apnea del sueño y el síndrome de las piernas inquietas.
Disfunciones sexuales. Estas incluyen trastornos de la respuesta sexual, como la eyaculación precoz y el trastorno orgásmico femenino.
Disforia de género. Esto se refiere a la angustia que acompaña al deseo declarado de una persona de ser de otro género.
Trastornos de mal comportamiento, control de los impulsos y de la conducta. Estos trastornos incluyen problemas de autocontrol emocional y conductual, como la cleptomanía o el trastorno explosivo intermitente.
Trastornos relacionados con las sustancias y las adicciones. Estos incluyen problemas asociados con el uso excesivo de alcohol, cafeína, tabaco y drogas. Esta clase también incluye el trastorno del juego compulsivo.
Trastornos neurocognitivos. Los trastornos neurocognitivos afectan la capacidad para pensar y razonar. Estos problemas cognitivos adquiridos (en lugar de problemas de desarrollo) incluyen el delirio, así como trastornos neurocognitivos debidos a afecciones o enfermedades como lesiones cerebrales traumáticas o la enfermedad de Alzheimer.
Trastornos de personalidad. Un trastorno de la personalidad implica un patrón duradero de inestabilidad emocional y comportamiento poco saludable que causa problemas en la vida y en las relaciones. Algunos ejemplos son los trastornos límite, antisocial y narcisista de la personalidad.
Trastornos parafílicos. Estos trastornos incluyen el interés sexual que causa angustia o impedimento personal o causa daño potencial o real a otra persona. Algunos ejemplos son el trastorno de sadismo sexual, el trastorno voyerista y el trastorno pedófilo.
Otros trastornos mentales. Esta clase incluye los trastornos mentales que se deben a otras afecciones médicas o que no cumplen con todos los criterios de uno de los trastornos mencionados anteriormente.
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de enfermedad mental que tengas, la gravedad y lo que sea más efectivo en tu caso. En muchos casos, combinar tratamientos es lo que mejor funciona.

Si tienes una enfermedad mental leve con síntomas bien controlados, el tratamiento del proveedor de atención primaria puede ser suficiente. Sin embargo, en ocasiones, el enfoque de equipo es más adecuado para asegurar la respuesta a todas tus necesidades psiquiátricas, médicas y sociales. Esto es particularmente importante para las enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia.

Tu equipo de tratamiento
Tu equipo de tratamiento puede comprender:

Médico de atención primaria o médico de cabecera
Enfermero especializado
Asistente médico
Psiquiatra, un médico que diagnostica y trata las enfermedades mentales
Psicoterapeuta, por ejemplo, psicólogo o consejero habilitado
Farmacéutico
Un asistente social
Integrantes de la familia
Medicamentos
Si bien los medicamentos psiquiátricos no curan la enfermedad mental, con frecuencia pueden mejorar los síntomas en forma significativa. Los medicamentos psiquiátricos pueden ayudar, además, a la efectividad de otros tratamientos, como la psicoterapia. Los medicamentos más adecuados para ti dependerán de tu situación particular y de la forma en que el cuerpo responda a la medicación.

Los medicamentos psiquiátricos con receta utilizados con mayor frecuencia son los siguientes:

Antidepresivos. Los antidepresivos se utilizan para el tratamiento de la depresión, la ansiedad y, en ocasiones, otras enfermedades. Pueden ayudar a mejorar algunos síntomas, como la tristeza, la desesperanza, la falta de energía, la dificultad para concentrarse y la falta de interés en las actividades. Los antidepresivos no son adictivos, por lo que no crean dependencia.
Medicamentos para la ansiedad. Estos medicamentos se utilizan para tratar los trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizado o el trastorno de pánico. También pueden ayudar a reducir la agitación y el insomnio. Los medicamentos contra la ansiedad que se administran a largo plazo son generalmente antidepresivos que también sirven para tratar la ansiedad. Los medicamentos de acción rápida contra la ansiedad brindan alivio a corto plazo, pero pueden crear dependencia, por lo que idealmente solo deberían usarse durante períodos cortos.
Medicamentos estabilizadores del ánimo. Los estabilizadores del ánimo se utilizan, con mayor frecuencia, para el tratamiento del trastorno bipolar, que supone la alternancia entre episodios de manía y de depresión. En ocasiones, los estabilizadores del ánimo se utilizan con antidepresivos para tratar la depresión.
Medicamentos antipsicóticos. Los antipsicóticos se utilizan, generalmente, para el tratamiento de trastornos psicóticos, como la esquizofrenia. Los antipsicóticos también se utilizan para tratar el trastorno bipolar o con antidepresivos para tratar la depresión.
Psicoterapia
La psicoterapia, también llamada terapia de conversación, consiste en hablar sobre tu afección y temas relacionados con un profesional de la salud mental. La psicoterapia te permite conocer tu enfermedad, tus estados de ánimo, sentimientos, pensamientos y conductas. Esa comprensión y ese conocimiento te permiten adquirir capacidades para enfrentar situaciones y controlar el estrés.

Existen muchos tipos de psicoterapia, cada uno con su enfoque para mejorar el bienestar mental. Con frecuencia, la psicoterapia se completa con éxito en pocos meses, aunque en algunos casos puede ser necesario el tratamiento a largo plazo. Puede llevarse a cabo de forma individual, grupal o con los miembros de la familia.

A la hora de escoger a un terapeuta, es importante que te sientas cómodo y confíes en su capacidad de escuchar lo que tienes para decir. Además, es importante que el terapeuta comprenda la historia de vida que te ha convertido en la persona que eres y ha definido la forma en que vives.

Tratamientos de estimulación cerebral
Los tratamientos de estimulación cerebral se utilizan, en algunos casos, para la depresión y otros trastornos de salud mental. Por lo general, se reservan para las situaciones en las que los medicamentos y la psicoterapia no dieron resultado. Entre ellos se incluyen la terapia electroconvulsiva, la estimulación magnética transcraneal repetitiva, la estimulación cerebral profunda y la estimulación del nervio vago.

Asegúrate de comprender los riesgos y los beneficios de cualquier tratamiento recomendado.

Programas de tratamiento hospitalario y residencial
En ocasiones, puede que la enfermedad mental sea tan grave que necesites que te atiendan en un hospital psiquiátrico. Esto se recomienda, por lo general, si no puedes cuidar de ti mismo adecuadamente o si estás en peligro inminente de lastimarte a ti o de lastimar a otra persona.

Las opciones son la hospitalización durante 24 horas, la hospitalización parcial o diurna y el tratamiento residencial, que ofrece un entorno temporal de atención donde vivir. Otra opción puede ser el tratamiento ambulatorio intensivo.

Tratamiento por el abuso de sustancias
Junto con la enfermedad mental comúnmente se presentan problemas con el consumo de sustancias. Por lo general, interfiere en el tratamiento y empeora la enfermedad mental. Si no puedes dejar de consumir drogas o alcohol por tus propios medios, necesitas tratamiento. Consulta con el médico acerca de las opciones de tratamiento.

Involúcrate en tu propia atención
Trabaja con tu proveedor de atención primaria o profesional de salud mental para decidir juntos cuál es el tratamiento más adecuado en tu caso de acuerdo con tus síntomas y su gravedad, tus preferencias personales, los efectos secundarios de los medicamentos y otros factores. En ciertos casos, la enfermedad mental puede ser tan grave que tenga que ser el médico o un ser querido quien decida acerca de la atención que recibes hasta que estés en condiciones de participar en la toma de decisiones.

 


Estilo de vida y remedios caseros

En la mayoría de los casos, una enfermedad mental no mejorará si intentas tratarla por tu cuenta sin atención profesional. Sin embargo, puedes hacer algunas cosas por ti mismo para colaborar con tu plan de tratamiento:

Estrategias de afrontamiento y apoyo

Afrontar una enfermedad mental puede ser difícil. Habla con tu médico o terapeuta sobre cómo mejorar tu capacidad de enfrentar desafíos o situaciones, y ten en cuenta estos consejos:

Preparación para la consulta

Ya sea que programes una consulta con tu proveedor de atención médica primaria para conversar acerca de tus inquietudes en materia de salud mental o que te remitan a un profesional de salud mental, como un psiquiatra o un psicólogo, toma las medidas siguientes a fin de prepararte para la consulta.

Si es posible, pídele a un familiar o a un amigo que te acompañe. Alguien que te conoce desde hace mucho tiempo puede brindar información importante, con tu permiso.

Qué puedes hacer

Antes de la consulta, prepara una lista de lo siguiente:

Estas son algunas preguntas que puedes hacer:

No dudes en hacer otras preguntas durante la consulta.

Qué esperar de tu médico

Durante la consulta, es probable que el médico o profesional de la salud mental te haga preguntas sobre tu estado de ánimo, pensamientos y comportamiento, tales como:

El médico o profesional de la salud mental te hará preguntas adicionales según tus respuestas, síntomas y necesidades. Preparar y anticipar las preguntas te ayudará a aprovechar al máximo el tiempo con el médico.


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