¿La nutrición puede potenciar la respuesta inmunitaria?

Es importante dejar claro que la alimentación no reemplaza el papel crucial de las vacunas, pero sí desempeña un papel importante en el fortalecimiento del sistema inmunológico, especialmente después de recibir la vacuna. Molina subraya que “aunque no hay evidencia sólida que demuestre que los suplementos vitamínicos aumenten directamente la eficacia de las vacunas, una dieta adecuada sí puede apoyar la función inmunitaria y ayudar a que el sistema inmune esté mejor preparado para enfrentar infecciones”.

Diversos nutrientes son fundamentales para que el sistema inmunológico funcione de manera óptima. En primer lugar, las vitaminas B6, B12 y el folato (B9) son esenciales para la producción y actividad de células inmunitarias clave, como los linfocitos T y las células asesinas naturales (NK), que identifican y destruyen células infectadas. Los minerales como el zinc y el selenio también son imprescindibles para mantener el buen funcionamiento de las defensas del cuerpo.

A su vez, las vitaminas A, C, D y E juegan un papel crucial al fortalecer las barreras naturales del cuerpo, como la piel y las mucosas, que actúan como primera línea de defensa ante patógenos. La vitamina D, en particular, regula las células inmunológicas y es fundamental para una respuesta inmune efectiva. Sin embargo, durante los meses de otoño e invierno, la exposición al sol disminuye, lo que puede reducir los niveles de vitamina D en el cuerpo, razón por la cual es esencial asegurarse de consumir alimentos ricos en esta vitamina o considerar suplementos si es necesario y el médico los recomienda.

 

Otros factores clave

Además de una buena alimentación, otros factores como el descanso adecuado, la actividad física regular y el manejo del estrés son clave para mantener un sistema inmunológico fuerte. “Una higiene del sueño adecuada y la práctica de ejercicio contribuyen a mantener los niveles bajos de cortisol, lo que ayuda a evitar el debilitamiento del sistema inmune. En invierno, un sistema inmunológico bien cuidado tiene más probabilidades de defendernos eficazmente, explica Molina.

Por tanto, una dieta balanceada y un estilo de vida saludable no solo apoyan la respuesta inmunitaria, sino que también ayudan a reducir el riesgo de enfermedades en general. Aunque no son una cura milagrosa ni reemplazan la importancia de la vacunación, contribuyen a un organismo más resistente y mejor preparado.

En pocas palabras, la prevención de enfermedades respiratorias debe tratarse desde un enfoque integral, que también incluya un estilo de vida saludable. “La vacunación es nuestra mejor defensa contra las enfermedades graves, pero una alimentación adecuada, rica en vitaminas y minerales, puede ser un valioso complemento para fortalecer las defensas naturales del cuerpo”, señala la profesional.