Educación a distancia: ¿es necesario prender la cámara?

Juan es alumno de segundo año de administración de empresas. Vive con su familia y tiene una pieza para él solo, pero no cuenta con un escritorio. Toma sus clases desde el comedor, espacio que comparte con su hermana. Sus papás también están en casa.


En ese contexto, para algunos especialistas es éticamente complejo que se obligue a los estudiantes a prender la cámara del computador durante cada clase, principalmente debido a la tensión que conlleva ser observados, mostrar su casa o que sus familias se crucen ante las cámaras.

En el último encuentro de Conversaciones Piensa Digital, de Claro empresas, Benjamín Sáenz, presidente del Centro de Alumnos de Derecho UC, señaló que efectivamente existe cierta tensión en torno a la presencialidad virtual.

“Hay algo en el mundo privado, en la casa, que no puede desatenderse tan fácilmente. Es una decisión válida y razonable no querer a veces mostrar el espacio propio. No se puede entrar a sancionar a esos estudiantes”, apuntó.

Por su parte, Julio Castro, rector de la Universidad Andrés Bello, explicó que limitar el contacto visual puede afectar al relacionamiento.

“Los estudiantes son libres de prender o no la cámara. En algunos casos se entiende que los estudiantes hasta apaguen la cámara para no perder su conectividad o estabilizar su conexión. Sin embargo, para un profesor es importante atender los gestos o las formas de los alumnos para lograr un mejor diálogo”, comentó durante la misma instancia.

Renée Marlene Rivero, vicedecana de Derecho de la Universidad de Chile, comentó lo complejo que es el tema desde el punto de vista de los académicos.

 


“Es algo que en un inicio generó mucho ruido. Para un profesor que está dando una clase no es cómodo ver ochenta imágenes en negro, sobre todo cuando los académicos sí están obligados a mostrar su espacio. El hecho de no verse puede impactar negativamente la interacción. Con el tiempo, ya nos hemos ido acostumbrando a la situación y evidentemente no hay ninguna intención de obligar a nadie a mostrarse”, dijo.

“Hay situaciones más difíciles, como los exámenes de grado, porque los alumnos están nerviosos y a eso se suma que puede cruzarse alguien”, agregó.

En un momento complejo tanto para alumnos como docentes, hay consenso en que la flexibilidad es clave para lograr buenos resultados y mantener un vínculo. En ese sentido, la recomendación es prender las cámaras y generar cercanía cada vez que sea posible y mientras eso no implique un estrés adicional para los estudiantes, sobre todo cuando no cuentan con las condiciones o espacios adecuados.

“Más allá de las distintas posturas y conclusiones, es importante generar espacios de diálogo que permitan exponer argumentos y puntos de vista para llevar adelante un proceso que ha sido difícil. A pesar de que la tecnología nos ha permitido dar continuidad a nuestras actividades, el proceso de adaptación a nuevas herramientas puede ser paulatino y con un acompañamiento para enfrentar sus desafíos”, comenta sobre este debate Francisco Guzmán, director de Claro empresas.


Cámaras y teletrabajo

Según la Encuesta Nacional de Empleo, a fines de 2019 unas 59 mil personas (0,61% de la fuerza laboral) realizaban labores a distancia. La pandemia cambió radicalmente esta situación y hoy más de un millón de personas se ha sumado a esta modalidad. Sin embargo, en muchos de esos casos, los trabajadores no cuentan con un espacio físico adecuado para realizar sus tareas desde casa o participar en encuentros con sus cámaras activas.

En otros casos, encender la cámara incluso puede convertirse en una distracción. “En ocasiones, las personas están más concentradas en cómo se ven ellos mismos que en la conversación con sus contrapartes, limitando la eficiencia de las reuniones . El concepto de trabajo inteligente abarca justamente todos esos aspectos, que van más allá de tener o no las herramientas digitales disponibles”, explica Francisco Guzmán.

“Es esencial entender que la comunicación es consenso y las tecnologías son un facilitador para que ello ocurra, es por eso que adquirir las habilidades necesarias, así como cultivar buenas prácticas que permitan generar beneficios a los usuarios, es primordial”, dicen desde TrenDigital el académico Daniel Halpern y la investigadora Carolina Castro, en su “Guía para el uso positivo de tecnologías en empresas”.

La recomendación es que las herramientas de colaboración sean cómodas, intuitivas y familiares para los trabajadores, a fin de poder disminuir miedos en este nuevo escenario.

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