Cómo sacarle provecho a las clases online

El 15 de marzo pasado se anunció la suspensión de clases en todo el país y muchos alumnos recién habían comenzado su año escolar, por lo que la medida generó un alto nivel de incertidumbre y temor en los padres al no saber con exactitud qué pasaría con la enseñanza de sus hijos."


Como medida de reacción, profesores y directivos escolares, comenzaron a buscar sistemas para dar continuidad de estudios a sus alumnos. En muchos casos, comenzaron a usar herramientas web, quizás, con grandes expectativas.

“Creo que muchos colegios han malinterpretado el llamado a la continuidad escolar. En medio de una crisis sanitaria, es una locura aspirar a un colegio virtual con todas las asignaturas, clases online y chats con los profesores en una moderna plataforma web. Esto es viable, en un marco de trabajo de al menos 3 años y con robustos equipos de soporte, diseño gráfico, diseño instruccional, video entre otros”, comenta Soledad Garcés, directora de la Fundación para la Convivencia Digital.

Asimismo, llama a comprender el contexto en que se está intentando dar continuidad a la educación en el país y no presuponer que los niños, niñas y adolescentes, disponen de habilidades digitales para aprender por el solo hecho de usar videojuegos o Redes Sociales. Ellos, deben tener instrucciones paso a paso –igual como si estuvieran en una sala de clases- y apoyarse en tutoriales que les muestren el “cómo” se aprende en línea. Esto es nuevo para ellos también.

Soledad recomienda trabajar con las herramientas que se tengan en casa y sacar el mejor provecho de ellas, una vez que se tenga claridad respecto al equipamiento y disponibilidad de tecnología que hay en los hogares de los escolares chilenos. Antes de determinar cómo se aprende online, es necesario entender bien la realidad doméstica de cada familia.

Por eso, entrega algunos tips para que las clases online puedan ser lo más rendidoras posibles, ayudando a bajar la ansiedad a los niños, padres y profesores:

– Elijamos entre 2 y 4 asignaturas prioritarias para la educación básica, siendo la lectura, la comprensión lectora y la escritura la prioridad suprema. Si no se aprende a leer o comprende lo que lee, se retrasa el desarrollo de habilidades necesarias para los años que vienen.

– El calendario escolar queda reemplazado por micro-actividades de 20 minutos diarias para cada una de las asignaturas prioritarias.

– Las actividades que puedan proponer las asignaturas restantes las llamaremos “subsidiarias” y pueden ser breves propuestas creativas para realizar en casa.

– Pongamos los esfuerzos en ir semana a semana acompañando y midiendo los pequeños aprendizajes de cada estudiante. Todo lo que se haga online debe ser evaluado, no necesariamente calificado semana a semana. Solo así, se tendrá una idea clara del avance del curso, de los alumnos rezagados, de los que no tienen acceso o simplemente no pueden porque están enfermos.

– Armemos canales de comunicación establecidos dos veces a la semana entre profesores y estudiantes. Ojalá en un mismo horario siempre, previamente dado a conocer y con un protocolo claro. El profesorado asume un rol de apoyo, tutor o facilitador, no de call-center. Deberá saber derivar a sus alumnos al lugar donde sus preguntas podrán encontrar respuestas. Para esto, usemos canales institucionales, en la medida de los posible. Google Meet, Zoom, llamadas por teléfono, entre otros, siempre calendarizado y con un registro general de quienes participaron y las preguntas que surgieron de la conversación. Esto permite ir midiendo qué tan claras están dadas las instrucciones. A más preguntas, seguramente hay instrucciones menos claras.

– El rol del profesorado también es la clave del éxito también en el mundo virtual. De no ser así, avanzaremos creyendo que estamos haciéndolo bien, enviando guías y videos de tareas y al volver a clases, partiremos de 0, habiendo perdido un tiempo valioso que al menos pudimos aprovechar en alcanzar logros en 2 o 3 asignaturas prioritarias.

 Bajemos la ansiedad. Al acotar los objetivos, asignaturas, evaluaciones y horarios de atención de alumnos, ya se empieza a tener claridad del terreno en que nos moveremos.

 Piensa en actividades posibles de realizar en un celular. Sabemos que en casi todos los hogares hay un teléfono con plan de datos o acceso a internet, pero no presumamos que hay impresoras, computadores o tablets.

– El plan B es clave. No todos los alumnos aprenden igual. Los alumnos con necesidades educativas especiales o con alguna dificultad para acceder a las tecnologías que le permiten hacer sus tareas no deben retrasarse. Hay que considerarlos. Con creatividad, podremos apoyarlos de igual manera.

– No inventemos la rueda. En la web hay cientos de sitios web educativos y recursos audiovisuales que pueden usarse para diseñar una clase online. Basta que cumplan algunos criterios básicos como venir de una fuente confiable y ser precisos en sus contenidos. Es mejor que los profesores se apoyen en materiales ya diseñados a que se dediquen mucho tiempo a grabar videos o hacer sus propias clases. El tiempo igualmente será escaso y hay que optimizarlo.

– Compartamos experiencias. Si algo funcionó bien, cuéntalo, explícalo a otros. Igualmente, lo que no anduvo bien. Todos estamos aprendiendo y podemos apoyarnos. Por eso les invito a disponerse a aprender, a ser humildes y creativos.

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