Primera microcervecería de Santiago que abrió paso a la era de cervezas artesanales
Cerveza Die M se apronta a cumplir 20 años de existencia desde que fue inaugurada el 26 de noviembre del 2000 en Valdivia de Paine, Buin, cuando se convirtió en la primera microcervecería en ser instalada en la región Metropolitana y una de las pocas del país.
Su mayor logro justamente es haber abierto el mercado de la cerveza artesanal en Santiago, donde en ese tiempo no era común el consumo de estos productos hechos a baja escala, algo que estos últimos años se ha masificado con más rapidez.
La compañía, cuyas variedades de cerveza artesanal pueden comprarse con envío a todo el país en la tienda online Compraweb, indica en una declaración a BioBioChile que sienten orgullo y alegría de saber que, al abrir las puertas de la fábrica, comenzó a crecer la industria de las artesanales en Chile. “En 2019 recibimos el “Premio a la Trayectoria otorgado por Copa Cervezas de América”, que en gran parte es por el tiempo que llevamos y lo que contribuimos”, apuntan.
Su marca e imagen corporativa muestran a monjes, lo que hace referencia a los buenos destilados y alcoholes que estos han elaborado a través de la historia, convirtiéndose en un ícono en el rubro. De hecho, su nombre es un abreviado de Los Monjes en alemán (Die Mönche).
Según cuentan, el proyecto Die M se comenzó a gestar 2 años antes de la inauguración, en un viaje por un tema personal. El hecho de conocer un bar en Londres en que hicieran su propia cerveza fue cautivante para Guillermo Allan Castillo, el fundador, quien de vuelta al país llegó con la fija idea de querer replicar lo mismo que conoció y, por supuesto, con esa misma calidad.
Lograr convertir la idea en realidad no fue fácil, pues no consiguió los recursos financieros en Chile. Pero sí los encontró en Hungría, donde le dieron apoyo directo y necesario para empezar, logrando adquirir toda la infraestructura gracias a los dueños de una empresa que elaboraba y distribuía los equipos.
Sus mismos dueños llegaron a Chile a instalar todas las maquinarias, tras otorgarle un crédito directo, contando finalmente con una fábrica de cerveza con una capacidad de producción de 25 mil litros mensuales, la que posteriormente fue ampliada a 45 mil.
Se comenzó haciendo sólo cerveza de grifo, con el objetivo de pronto tener el primer bar propio para vender directamente, cosa que se concretó en agosto de 2001 en General Holley. En años posteriores se abrieron otros locales, en sectores como bellas artes y bellavista, y en las comunas de La Reina y Ñuñoa. Actualmente continúan con uno en Ñuñoa (Irarrázaval 3790) y otro en La Reina (Bilbao 5351). El futuro de estos pubs es incierto debido a la pandemia. Recién en 2006 comenzaron a embotellar la cerveza Die M, distribuyendo en botellas y barriles. Y desde entonces hasta la actualidad, continúan siendo la misma pyme familiar, “y mantenemos la misma esencia y calidad del producto”, afirman.
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