Según la BEA, el crecimiento del tercer trimestre vino empujado por el aumento en todos los componentes del PIB, sobre todo por el del consumo privado, pero también por la inversión privada y por la mejora de las exportaciones. Las importaciones también subieron.

Lo que ha quedado claro es que la política restrictiva de la Reserva Federal (Fed) no ha enfriado la economía estadounidense como se preveía, pero sí ha logrado ralentizar la inflación.

El último cálculo del PIB se conoce días después de que la Reserva Federal decidiese mantener los tipos de interés en su horquilla actual del 5,25% al 5,5%.

Y se conocen también en un momento en el que la inflación se encuentra en el 3,1% -según el dato de noviembre- con lo que sigue ralentizándose.

En la última reunión de la Fed, su presidente, Jerome Powell, sugirió con cautela que los tipos pueden haber llegado al máximo, aunque advirtió de que todo dependerá de la evolución económica del país.

La tasa de desempleo en Estados Unidos bajó dos décimas en noviembre con respecto a octubre y se situó en el 3,7%, y se crearon 199.000 puestos nuevos, 49.000 más de los generados un mes antes.