Para Hernández, la distinción es el cumplimiento de un sueño: “Este reconocimiento me trae los recuerdos de mi infancia, cuando mi abuelo me contaba las historias del Tiburón Contreras como un referente en la natación de aguas abiertas”, comenta emocionada.

“Demostrarte que se pueden lograr grandes cosas desde un deporte no tradicional, sin ser olímpico, y viniendo de una ciudad sin mar y desde Recoleta, tiene un valor enorme. Al fin estoy entre los mejores nadadores del mundo de ultra distancia. Ahora tengo mi propia estrella de mar de la fama”.

La chilena, que ha dedicado su carrera a visibilizar la natación en aguas frías y a promover el deporte como herramienta de resiliencia, enfatizó la importancia del trabajo en equipo y el apoyo nacional: “Quiero agradecer a mi familia, a mi marido y a mi equipo, a la Armada de Chile y a todos los medios que me han acompañado en este camino. Este reconocimiento también es de ellos, y de todas las personas que creyeron en mí cuando aún no era La Sirena de Hielo”.

Una distinción que trasciende fronteras

El ingreso de Hernández a la IMSHOF marca un hito histórico para Chile y América Latina, uniéndola a figuras como Nora Toledano (México), Pilar Geijo (Argentina) y Ana Marcela Cunha (Brasil), quienes también forman parte de este selecto grupo de nadadoras que han dejado huella en la historia del deporte.

 

“Mi mensaje para las nuevas generaciones es que recuerden que los sueños se construyen en años y a las generaciones mayores el que nunca es tarde. Todo comenzó cuando tenía 17 años, la primera vez que nadé en aguas abiertas sin traje de neopreno, cruzando de Niebla a Corral en Valdivia, donde las mujeres nunca habían ganado una general y lo logré, porque me adapto a la adversidad y persisto”, agregó.

Con esta incorporación, Bárbara Hernández consolida su lugar entre las leyendas del nado mundial y reafirma su misión: poner a Chile en el mapa de la natación de ultra distancia, desde el fin del mundo hacia el resto del planeta.