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¿Cómo se llama el Marcianeke?
 

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El artista chileno más escuchado de 2021 es talquino, tiene 19 años, bailaba los Wachiturros en el colegio, tuvo depresión adolescente y partió cantando en fiestas rancheras, pero siempre se tuvo fe. Hoy maneja un Porsche rosado, sus canciones superan los 20 millones de reproducciones, amplió su equipo de trabajo y prepara un concierto masivo y colaboraciones estelares.

30 de agosto de 2021. Un artículo en el portal de Chilevisión Noticias se pregunta en su título: “¿Quién es Marcianeke?”, intentando dar pistas del último y explosivo fenómeno de la música urbana chilena. El autor de Dímelo MaNo se pikenTussi code mari. La figura que genera éxitos, memes, bailes de Tik Tok y hasta filtros de Instagram entre la juventud chilena, que ha musicalizado fiestas, previas y viajes en taxi durante 2021 y que se ha convertido en un enigma difícil de descifrar para los padres. El cantante chileno más escuchado -por lejos- este año en plataformas y el autor de tres éxitos que hoy se ubican en el top 50 de lo más popular entre los usuarios locales de Spotify.

6 de septiembre de 2021. Diversos medios locales, ya enterados del arrastre de Marcianeke, informan que el artista se compró un lujoso auto Porsche y que a los pocos días lo chocó, provocándole un rayón considerable.

20 de septiembre de 2021. Un nuevo hecho extramusical protagonizado por el reggaetonero llega a los portales de noticias: según diversas informaciones, Marcianeke fue detenido en plenas Fiestas Patrias por Carabineros de Linares, luego que supuestamente lo encontraran manejando en estado de ebriedad, algo que el propio artista desmiente.

28 de septiembre de 2021. Un mes después de que la prensa comenzara a preguntarse quién es Marcianeke -algo para lo que aquellos más enterados en la escena urbana ya tenían respuesta hace tiempo-, Matías Muñoz, talquino, 19 años, el hombre detrás del personaje del que hoy todos hablan, desciende de una camioneta y se sienta en una mesa de un café de Ñuñoa para dar esta entrevista. Lo acompaña su mánager, de 22 años, Franco; también su productor y dos representantes de la agencia de comunicaciones que lo asesora desde hace menos de un mes. Su equipo de trabajo ha crecido tan rápido como su éxito. También llega con él su polola, Anais, curicana, 19 años. La musa inspiradora de las letras más románticas de Marcianeke dentro de un repertorio más cargado a la fiesta intensa y a la crónica callejera.

Marcianeke no saluda. De hecho, no parece particularmente interesado en dar esta entrevista. Más que descortesía, denota cierta timidez o tal vez su cabeza está en cualquier otro lugar en este momento. Destina los primeros minutos del encuentro a mirar su celular sin despegar los ojos de la pantalla. Su pareja hace lo mismo. Cuando la situación amenaza con volverse irremediablemente incómoda, un garzón del café rompe el hielo y antes de tomar la orden le pide al cantante un video de saludo para su hijo. “Eres su ídolo”, le confiesa, mientras otra comensal, a dos mesas de distancia, también lo reconoce y espera su turno para acercarse. El fenómeno es real.

“Pero yo sigo siendo el mismo, más independizado nomás”, dice Muñoz, ya bastante más animado y metido en la conversación, consultado por su forma de gestionar esta fama repentina y potencialmente abrumadora para cualquier persona de su edad.

“He estado con harta paciencia, porque hay presiones por todos lados. Presión familiar, presión de cosas aparte de la música y presión en lo que es el trabajo mismo. Pero uno en algún momento tiene que hacer más de lo debido para que te vaya bien. A veces me dicen que pare un poco, pero me está yendo bien porque no paro nunca”, comenta.

En ese ritmo frenético de creación, grabaciones que se extienden por noches enteras y nuevos lanzamientos que están constantemente inundando las redes -su ritmo actual es de dos sencillos publicados por cada mes- parece estar la clave del fenómeno que lo consagra como la revelación musical de este año. También en su voz ronca, áspera, con la que relata sin eufemismos historias de sexo, carrete, drogas, autos. Algo de amor, también, a su manera. “Este ritmo me acomoda, porque en algún momento voy a tener que hacer el triple y voy a estar preparado. En cambio, si me relajo mucho, al momento de trabajar el triple no voy a poder y ahí corro el riesgo de que Marcianeke ‘era’”, explica.

Sin timidez (2019) fue uno de sus primeros éxitos. Un tema a dúo con AK: 420, con quien lidera la floreciente movida talquina del reggaetón chileno. Hoy están peleados. El hit logró poner a ambos en el radar de la escena urbana local y en discotecas de la Región del Maule y sus alrededores. El salto más notorio llegó con Envidia, donde ya se escucha su característica voz rasposa y una de sus frases registradas: “Qué saben de corte, si nosotros somos el corte”, alusiva a lo fino, a lo high class, al “medio corte”.

“Ahí empecé a moverme para afuera, para ver qué pasaba realmente, porque yo estaba metido en Talca mientras me decían que estaba sonando en Serena, Concepción, en distintas regiones. Y ahí empecé a viajar a esos lugares, a compartir con algunas personas, las primeras colaboraciones. Después llegué a Santiago”, relata el músico, que hoy ostenta canciones que se acercan a los 24 millones de reproducciones en Spotify, como Dímelo Ma -grabada en un estudio improvisado de San Antonio- y Tussi code mari (15 millones), cuyo título hace alusión a lo que pareciera ser la santísima trinidad del carrete a-la-Marcianeke-: la cocaína rosa, la codeína y la marihuana. Una de las letras que no le gusta escuchar a su mamá.

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Actualmente Muñoz vive en el centro de Santiago y ocupa dos departamentos, uno de ellos como estudio de producción. “Bajo dos pisos y me pongo a grabar”, explica. Por ahí desfilan productores, se unen invitados que se dejan caer y hasta se gestan colaboraciones con artistas de otros países, a los que contacta vía Instagram, sin intermediarios, sin sellos, sin papeles.

“Ayer (lunes) no estaba en nada, estaba aburrido, y me llama mi productor y nos ponemos a grabar una maqueta altiro. Y en eso llega el (cantante) Jairo Vera e hicimos una colaboración altiro también. Antes de ayer trabajé cinco colaboraciones en una noche, anoche trabajé tres temas”, cuenta.

Hay que aprovechar el momento. Hoy Marcianeke es uno de los nombres más codiciados por los administradores de discotecas y centros de eventos del país, dispuestos a pagar varios millones por tenerlo sobre el escenario cantando un acotado pero eficaz set de seis éxitos en promedio. No hay que ser demasiado observador para notar que el poder adquisitivo de Muñoz aumentó drásticamente, y que a punta de perseverancia y originalidad se ganó el derecho de pedirle esta tarde al garzón una paila de huevo acompañada de panes que engulle rápidamente, un sándwich para él y su polola que deja a medias y un capuchino que apenas prueba. La cuenta de todos se paga en efectivo y sin preguntar.

Pero sus metas son más ambiciosas. Además de expandir su equipo de trabajo en los últimos meses, negocia por estos días su primer concierto masivo en la capital, en un recinto de alta capacidad que aún no cierra 100% pero que espera anunciar en los próximos días. Su objetivo siguiente es estar en la próxima versión del Lollapalooza chileno para luego dar el salto al extranjero, con España y Argentina como destinos más anhelados.

 
 
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El chileno Bastián D'amonte, originario de Talca, arrancó en la música subiendo un par de freestyles cuando todavía estaba en el instituto.
 

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