¿Dónde está Bono de U2?

Paul David Hewson CBE (Dublín, 10 de mayo de 1960) más conocido por su nombre artístico Bono, es un músico irlandés, conocido por ser el vocalista del grupo de rock U2 y activista político, especialmente comprometido con el combate a la pobreza en África y a favor de la cancelación de la deuda externa de los países del tercer mundo, labor reconocida entre otros por sus nominaciones consecutivas al Premio Nobel de la Paz en 2005 y 2006. Es caballero comendador de honor de la Orden del Imperio Británico.
Infancia y juventud
Paul David Hewson nació en el hospital de Dublín y creció en la parte norte de esta ciudad en el barrio de Glasnevin. Fue el segundo hijo de Iris Rankin Hewson, anglicana y Brendan Robert «Bobby» Hewson, católico.2​3​ Al preguntársele si se consideraba católico o protestante, el cantante supuestamente contestó: «Siempre me he sentido como nadando entre dos aguas.»4​

A las 7 semanas de vida, la familia de Paul se trasladó desde Stillorgan, en el sur, al número 10 de Cedarwood Road en Ballymun, al norte de la ciudad. Aunque existía una escuela católica en su barrio residencial, Paul y su hermano Norman, crecieron a medio camino entre esta y la Escuela Nacional de Glasnevin donde cursaron sus estudios primarios.

En 1971, Paul, con 11 años deja Glasnevin para trasladarse al centro de la ciudad e ingresar en el Instituto de Enseñanza Media St. Patrick. En esta etapa se interesó por el deporte e incluso destacó en el ajedrez, pero los largos viajes desde el norte y el régimen estricto del instituto comenzaron a hacer mella en el joven y volátil Bono llegando al punto de ser casi expulsado por lanzar excrementos de perro a una profesora de español.

Por aquel entonces, empezaba a ser popular el instituto ecuménico de enseñanza media de Mount Temple Comprehensive, el primero de este tipo en Dublín, y los padres de Bono decidieron que sería mejor para él inscribirlo en este instituto donde comenzó en septiembre de 1972.

¿Dónde está Bono de U2?


La biografía de Bono de U2 más controvertida y que nadie te ha contado
"Bono venía de una vida humilde… Y por nada del mundo quería volver ahí". Repasamos los acontecimientos más controvertidos del líder de U2 de la mano de su primer productor y otros especialistas en su figura.

Por Daniel Mesa
10/05/2022
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Cualquier momento es bueno para hablar de Bono, una de las personas más influyentes del panorama musical mundial. Pero más hoy. ¿Por qué? Porque es su cumple. El día que cumplió 60, Bono nos regaló la lista de canciones que le salvaron la vida. Ahora que cumple 61, nosotros vamos a regalarle una respuesta. A una pregunta. ¿Es Bono el iluminado que nos venden o estamos ante la viva imagen de un charlatán? ¿Cómo pasa alguien de ser un chaval de barrio residencial de Dublín educado entre el catolicismo y el protestantismo más ortodoxo a no solo llenar estadios en cuestión de segundos, sino conferenciar sobre política de seguridad junto a Bill Gates, acudir a reuniones del G8 o a ser nominado en dos ocasiones al Premio Nobel de la Paz?

Un plan trazado de antemano
En la música ocurre como en política: la mayoría de las veces la idealización y la veneración visceral de un líder son capaces de solapar cualquier realidad que subyazca al mito. Tantos gurús han existido a lo largo de la historia como lugares privilegiados les han reservado las masas. Desde el clásico guía espiritual a lo Osho, pasando por los ‘salvadores’ del bien común –desde Roosevelt a Obama–, hasta estos nuevos seres bendecidos por la moral contemporánea que se presentan al mundo como coaches. Al fin y al cabo, todo se reduce al mismo engranaje: un fenómeno social que pone en evidencia la incapacidad del ser humano de tomar sus propias decisiones. En otras palabras, la relación de amor que se establece entre megalómano y mitómano.

BONO U2
PETER NOBLEGETTY IMAGES
En esta dirección, resulta impepinable hablar de Paul David Hewson o, más simple para todos, Bono. Tan potente es su magnetismo que hay incluso quienes en la red dicen que “van a ver a Bono”, en lugar de a U2. Es curioso, cuando ni siquiera los discos que la formación lleva al directo en sus últimas giras, Songs of Innocence (2014) y Songs of Experience (2017), aparecen en el palmarés las mejores canciones de U2 según las fanpages de la banda. Del primero, la publicación británica NME decía “contener canciones que no van a ninguna parte”. El segundo, calificado por el periódico The Observer como “cercano a la radiofórmula”, salía aún peor parado y aprobaba por los pelos en la prensa especializada. Pero con Bono y U2 parece que la cuestión musical ya no es la más o, al menos, la única importante.

“Conocí a Bono en 1979. Yo por entonces era un productor muy conocido y ellos una banda totalmente anónima de Irlanda en busca de un concepto”, explica a Esquire Steve Lillywhite, primer productor de U2, ganador de seis premios Grammy y cabeza pensante detrás de los álbumes Boy, October o War, entre otros, y de éxitos como With or Without You o Where the Streets Have No Name. “Cuando fui a conocerlos no esperaba demasiado porque había oído algunas grabaciones en las que no transmitían gran cosa. Bono tenía por entonces 18 años, y era el segundo mayor de la banda después de Adam Clayton, el bajista. Por entonces, era un chaval sin ninguna confianza en sí mismo, un adolescente tímido sin demasiada personalidad”, recuerda el productor desde su nueva residencia en Yakarta, donde vive retirado de las fiestas y la actividad mediática.

BONO de U2
PETER NOBLEGETTY IMAGES
Que Bono haya llegado a la cima de la popularidad no es accidental. Su plan estaba trazado como lo estuvo el de otros que, a golpe de relacionarse con el poder y los medios de comunicación, se labraron un lugar en el pináculo de la fama. “Bono nunca tuvo la intención de permanecer donde estaba. Por un lado, deseaba ser como John Lennon o David Bowie, pero también quería hacerse un hueco en el mainstream. Desde siempre tuvo clara su intención de vivir del éxito, y que esto no solo dependía de hacer bien la música que él quería, sino también de lograr adaptarse a la demanda comercial. En definitiva, combinar talento con negocio”, detalla Lillywhite. “Al principio, para él el éxito era dónde había llegado Joy Division, pero con el tiempo se fue acercando más a gente como Echo & The Bunnymen o incluso a Bruce Springsteen. Bono venía de una vida humilde, y por nada del mundo quería volver ahí”, prosigue. Un buen ejemplo, aunque a gran escala, de lo que viene siendo la movilidad social.

Predicador de masas
Esta necesidad de comulgar con la rama más auténtica del rock a la vez que con el oyente de radiofórmula es la que ha provocado en gran parte que Bono sea a día de hoy uno de los artistas más venerados y amados por unos, a la vez que de los más vilipendiados y denostados por otros. Mientras gente como Bob Dylan o Jared Leto no han escatimado elogios hacia Bono, otros, como su mayor enemigo público, Liam Gallagher, no dudan en enviarle dardos envenenados en cuanto pueden. El exlíder de Oasis llegó a contar a un servidor para esta misma publicación que Bono no es más que un “jodido predicador”, y que U2 es solo “una banda de tíos tocando la guitarra que no tienen ni idea de hacer rock and roll”.

Backstage Bono U2
DAVE HOGANGETTY IMAGES
Su amigo Lillywhite no duda en salir en su defensa cuando se toca el tema del ‘Bono gurú’. “Que se haya convertido en una especie de predicador es algo que finalmente tiene que ver con el hecho de ser una estrella. Debe de ser como convertirte de repente en un santo para tus seguidores. Da igual con quién comulgues: lo importante es que estás en una posición de poder. Solo tienes que ver a los futbolistas”, sentencia. ¿El ejemplo más claro? Cuando Bono contó que había estado al borde de la muerte con la frase "la gente vive ciertas experiencias de extinción, y la mía ha sido física".

Su lado oscuro
Por mucho que detractores de todo el mundo intenten desacreditar a Bono cada vez que se pronuncia, pocas veces su discurso se ha tambaleado hasta caer en la fosa del desinterés general. Llámenlo populismo, oportunismo o, simplemente, éxito. Sin embargo, el músico ha estado recientemente en el punto de mira de la prensa internacional, y esta vez los argumentos poco han tenido que ver con su irregular decimoquinto álbum.


U2 Bono en concierto
NANCY HEYMANGETTY IMAGES
El uso de una empresa maltesa para comprar un centro comercial en Lituania lo llevó a figurar en Los papeles del Paraíso –filtración masiva de documentos que desvela cómo multimillonarios y multinacionales han ocultado su patrimonio y movido grandes cantidades de dinero mediante complejas estructuras financieras al margen de la ley–. Según el periódico The Guardian, Bono –el mismo que exige a los políticos el fin de la corrupción– habría comprado el centro comercial por 5,8 millones de euros a través de una sociedad registrada en Malta, con lo que se ahorró el pago de miles de euros de impuestos en Lituania desde 2011.


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Pero esta no es la primera vez que Bono se ve envuelto en escándalos de esta guisa. Según, Harry Browne, autor de Bono: en el nombre del poder (Sexto Piso), el patriotismo de U2 tendría una lectura más siniestra. Desde 1969, Irlanda eximía de pagar impuestos a los artistas, y fue considerada como un paraíso fiscal extremo que, como consecuencia, perdía importantes sumas de ingresos cada año. Quienes lo sabían no podían tolerar que mientras el grupo escondía gran parte de sus beneficios en el fisco irlandés, Bono liderara campañas para que el gobierno destinara el 0,7% de su presupuesto a ayudas para el desarrollo. De esta manera, la compañía U2 Ltd. llegó a pagar la irrisoria cifra de 16.500 euros en la declaración de 2010, año que coincidió con su gira 360º, la cual marcó todo un récord de recaudación en la historia del rock. La presión pudo con la situación y U2 Ltd. trasladó sus cuentas a Holanda, donde solo se tributa un 5% de los ingresos. Una vez más –¡ah!–, la paradoja.

Francois Hollande Bill Gates Bono
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Camelarse a la extrema derecha tiene un precio
Contradicciones como esta han sido carne de tabloide desde el momento en que la música pasó a un segundo plano en la vida de Bono. “La música siempre fue para él lo primero, pero con el tiempo parece más interesado en otros asuntos”, dice Lillywhite. Si hay un momento que siempre se recordará en la carrera de U2 fue cuando la banda participó junto a Queen en el macroconcierto benéfico Live AID de Londres en julio de 1985.

Pocos grupos habían abanderado por entonces con tanto enardecimiento una causa social como ellos. Por si fuera poco, al año siguiente se anunció la gira benéfica, U2 Conspiracy Of Hope Tour, cuyos fondos irían a parar a Amnistía Internacional. Estos dos acontecimientos forjarían para siempre la imagen de celebrity solidaria de la que Bono sigue haciendo gala en nuestros días. Sin embargo, la brigada anti Bono no tardaría en remarcar que tras semejante fiesta de la solidaridad había gato encerrado y más autobombo que una desinteresada labor social.

Su lucha por la erradicación del sida en África, misión que lleva a cabo a través de su fundación (RED), justificó una serie de relaciones con altos cargos cuando menos sospechosas. Con el objeto de que EEUU financiara la compra de retrovirales para la población africana, Bono llegó a reunirse con George W. Bush y convencerle de la causa. Pero, como era de suponer, también camelarse a la extrema derecha tuvo su coste: el gobierno republicano exigió al artista que un tercio de los fondos se destinaran a programas que fomentasen la abstinencia, la fidelidad sexual y el rechazo a la prostitución.

Otro de sus encuentros más sonados fue el que mantuvo con Tony Blair con ocasión de los conciertos Live 8, impulsados por Bob Geldof, que coincidía con la cumbre del G-8 en Gleneagles, uno de los mejores hoteles de lujo del mundo, en Escocia, y cuya programación pretendía concienciar a los diferentes países involucrados para que sus gobernantes ayudasen a acabar con la pobreza. El exministro no tardó en darle unas palmaditas en la espalda públicamente. De nuevo, la polémica llegó al conocerse que la financiación de estos macroconciertos provenía de empresas criticadas por su falta de ética y su violación de los derechos humanos. Por esta y otras razones, Browne se refiere a Bono en su libro como “embajador de la explotación imperial”. Al fin y al cabo, ¿tendría la filantropía razón de ser si no fuera por su apoyo en el propio sistema capitalista?

Sin embargo, la lucha de Bono persiste. Ni siquiera ríos de tinta cuestionando sistemáticamente su posición han podido frenar sus aires de salvador. Prueba de ello, la escenografía que incorporaron a su último tour, en el que se exhibían una serie de carteles creados por el ilustrador peruano Edel Rodríguez –conocido por sus portadas anti Trump para el Times–, con mensajes que denuncian la venta de armas, la censura o el cierre de las fronteras a los refugiados. “Cuando la responsable de la dirección artística de la gira me recomendó, Bono accedió encantado. De hecho, ya conocía mi trabajo a través de mis portadas para la revista”, cuenta Rodríguez.

El proceso creativo fue simple. “Bono tenía una idea clara de los mensajes que debían aparecer y todo lo que les fui enviando le pareció bien. Ha sido uno de los proyectos más fáciles para los que he trabajado en mi vida. Cuando Bono y yo nos vimos por primera vez, me dijo: ‘Tú y yo somos muy parecidos. Nos preocupan las mismas cosas. Eres como uno más de la banda’”, recuerda satisfecho como quien recibe el beneplácito del maestro.

Hace unos meses, cuando por primera vez habló de una misteriosa experiencia que le habría llevado a rozar la muerte, aprovechó para comparar su salud: un cáncer de garganta, una hernia discal y un aparatoso accidente de bicicleta en Nueva York con el crítico estado actual del mundo.

George W. Bush y Bono en la Casa Blanca
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De Paul David a San Bono (o del ‘backstage’ a misa de doce)
En repetidas ocasiones hemos visto cómo la fe cristiana de Bono le ha guiado en su empeño por ser ‘un hombre bueno’. En 2015, durante la presentación del libro Tierra y alimento a cargo del cardenal Peter Turkson, llegó a lanzar el siguiente mensaje a los dirigentes: “Escuchen al papa Francisco, acaben con la corrupción”. Y es que, desde los comienzos con U2, la religión ha sido una de las facetas más llamativas y cacareadas de la poliédrica figura de Bono. Tampoco en este sentido su personaje ha estado exento de polémica. Su simpatía hacia el extinto papa Juan Pablo II ha mostrado siempre a un Bono contradictorio, que por un lado se entrega a fondo con mil acciones en la lucha contra el sida y por el otro bromea e incluso regala un par de gafas de sol The Fly (sí, las míticas naranjas) y un libro del poeta Seamus Heaney a uno de los mayores detractores del uso del condón en el siglo XX.

Tampoco sus declaraciones sobre Dios, el karma o Jesucristo, a menudo poco ortodoxas, dejan indiferentes ni siquiera a los de su bando. A lo largo de una entrevista en la televisión pública irlandesa, Bono pasó en cuestión de minutos del evangelismo al catolicismo y a volátiles teorías sobre el karma. Incluso zanjó de un plumazo la gran cuestión escepticista de la historia del ser humano de la siguiente manera: “O Cristo era quien decía que era [el Mesías] o era un completo chiflado. Me cuesta aceptar que millones y millones de vidas, la mitad de la Tierra, por dos mil años, hayan sentido que sus vidas han sido tocadas e inspiradas por un loco. Simplemente, no me lo creo”.

E incluso dio por sentado que el “Espíritu Santo es mucho más anárquico de lo que pensamos”, como explicación a su postura contra cualquier “religión organizada”. Sus palabras fueron al instante replicadas en todo tipos de blogs de corte protestante o cristiano, dos ‘aguas’ entre las que siempre se ha “sentido nadando”, en palabras de Bono. Aun así, no deja de sorprender ver a una estrella del rock como Bono escuchando misa o comulgando. La última vez que las cámaras lo cazaron tuvo lugar en una iglesia católica de Bogotá tras conceder su primer concierto en el país, en el que el más ufano de los mesías del pop aprovechó, una vez más, para promulgar la paz en la tierra.

Bono y el Papa Juan Pablo II
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Hombre blanco cisgénero
“Bono es un tipo muy religioso y siempre ha estado muy orgulloso de serlo. U2 era una banda de rock cristiano, pero, claro, imagínate si hubieran conservado aquella etiqueta, ¡todos esos grupos sonaban aburridísimos! El resto de bandas cristianas hablaban de Dios, pero Bono hablaba del mundo, del poder supremo... Su discurso no cita al típico dios de los libros, sino que habla de la capacidad que tiene la humanidad para hacer grandes cosas. No he hablado nunca mucho sobre religión con él, pero si algo sé con certeza es que la fe es todo para él”, cuenta Lillywhite.

Pero no hay que remontarse a sus primeros discos para ver de qué manera Bono se sirve de la palabra divina para llegar a las masas. En su último paso por el Saturday Night Live para promocionar su trabajo Songs of Experience, mientras interpretaba el single American Soul Bono recitaba desde un megáfono a la manera de un predicador trasnochado y demasiado seguro de sí mismo: “Bienaventurados los mentirosos, la verdad puede ser incómoda”, un versículo extraído de un pasaje bíblico con el que se dirigía a la población norteamericana.

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La anécdota no solo aviva el debate sobre la jactancia en espacios públicos de creencias religiosas que Occidente se dispone a concluir mediante su prohibición, sino que nos recuerda el lugar privilegiado desde el que siempre ha operado el líder de U2. ¿Cómo se tomaría el público de un late show que ha llegado a rebasar los 23 millones de espectadores que el rapero tunecino Hamada Ben Aoun, El General, recitara un puñado de versos en árabe del Corán en pos de la libertad en su país?

Pero en este tablero de juego, Bono cuenta con las cartas que se necesitan para jugar con ventaja: hombre, blanco, cisgénero, heterosexual, exitoso, casado desde hace 36 años con la misma mujer –la activista y empresaria Alison Hewson– padre ejemplar y eterno luchador de las causas perdidas.

Las mismas cartas que le dan voz donde otros no la tienen y de las que saca tajada para propagar su mensaje –al fin y al cabo, no deja de ser una suerte de analogía en el starsystem de lo que la historia entiende por cambiar el sistema desde dentro–. Lo más complicado de juzgar es si cualquier paso en falso justifica unos objetivos demasiado altos y altruistas como los de Bono. Pero como bien dice su libro de cabecera, “quien esté libre de pecado, que lance la primera piedra”.


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