El insecto sí sabe que está cerca de alcanzar su objetivo cuando se encuentra a menos de diez centímetros de la piel humana, ya que detecta la humedad y el calor.

El equipo de la Universidad de California, dirigido por el profesor Craig Montell, investigó si el Aedes aegypti podría utilizar también la radiación infrarroja emitida por todo ser vivo para afinar su posición.

Los investigadores llevaron a cabo un experimento colocando 80 mosquitos hembras en una jaula, a pocos centímetros de dos placas, una a temperatura ambiente de 29,5ºC, típica de un país cálido, y la otra a la temperatura de la piel humana: 34ºC.

 

Este dispositivo también permitía la emisión de una discreta nube de CO2 y la difusión del olor de sudor humano proveniente de un viejo guante.

Los investigadores observaron que una sola señal, ya sea CO2, olor o radiación infrarroja de la placa a la temperatura de la piel, provocaba una respuesta muy débil. Esta era notablemente más fuerte con una combinación de olor y CO2, y máxima al asociar la radiación infrarroja, el olor y el CO2.

Los autores suponen que “la detección por infrarrojos podría ser ampliamente utilizada por los mosquitos para dirigirse hacia huéspedes de sangre caliente”. Si es así, los investigadores mencionan la posibilidad de diseñar “trampas más eficaces”.

Nicolas DeBeaubien, coautor del estudio, recuerda ante Phys que “a pesar de su diminuto tamaño, los mosquitos son responsables de más muertes humanas que ningún otro animal”.