Los duplicados genéticos, o paralogos, resultaron ser importantes para determinar rasgos como la época de floración, el tamaño y la forma de los frutos.

En la berenjena africana, una especie cultivada en todo el continente africano y en Brasil por sus frutos y hojas comestibles, los investigadores identificaron un gen que controla el número de cavidades de semillas, o lóculos, dentro del fruto.

Cuando editaron estos genes en la planta del tomate, los investigadores descubrieron que podían cultivar tomates con más lóculos: cuanto más numerosos eran los lóculos, más grande era el tomate.

Se suma otra cualidad: serían también más sabrosos

“El descubrimiento podría marcar el comienzo de una nueva era de tomates sabrosos, si se hace correctamente”, afirman los investigadores, entre ellos también del Instituto Boyce Thomson.

Para Schatz, el trabajo demuestra la importancia de estudiar muchas especies a la vez.

“Hemos aprovechado décadas de trabajo en genética del tomate para hacer avanzar rápidamente las berenjenas africanas y, en el camino, hemos encontrado genes completamente nuevos en estas últimas que hacen avanzar recíprocamente a los tomates. A esto lo llamamos ‘pangenética’ y abre un sinfín de oportunidades para llevar muchas frutas, alimentos y sabores nuevos a los platos de todo el mundo”, menciona el experto.

 

La investigación que descubre genes que controlan el tamaño que alcanzarán los frutos forma parte de un esfuerzo mayor para cartografiar los genomas completos de 22 cultivos del género de las solanáceas.

 Estudio científico
Este artículo se basa en un estudio científico que puede ser sometido a nuevas pruebas para ser validado o descartado. Sus resultados NO deben considerarse concluyentes.