Los datos recopilados son enviados a la nube a través del wifi y luego procesados en intervalos de tres segundos por un algoritmo automatizado. Este algoritmo envía alertas a los cuidadores y familiares de los usuarios con discapacidad a través de la plataforma Smart DOI.

“Usualmente, la incomodidad se genera por largos periodos de presión sobre el mismo lugar del asiento, o por la temperatura y humedad en ciertas partes del cuerpo del usuario con discapacidad. En este sentido, la tecnología aplicada a la silla ayudará a prevenir una serie de daños en la salud de la persona”, indicó Alejandro Bertin.

El proyecto abarca la concepción, el diseño y la programación, así como la creación de una página web y una aplicación.

“La silla es personalizada con las variables de cada usuario y el algoritmo trabajará para este. Lo que se busca es disminuir la probabilidad de generación de escaras, tejido necrótico, morbilidad y eventualmente otras condiciones que pongan en peligro la vida del usuario/paciente, entre otras”, apuntó el ingeniero.

El desarrollo tecnológico está en la etapa de producto mínimo viable y su primera etapa finalizará a fines de 2023.