Escort en Calama: Trabajadoras sexuales de Chile nos cuentan cómo es trabajar tras el coronavirus

Pensar en crisis automáticamente nos traslada mentalmente a la complicada situacióneconómica que atraviesan los dueños de tiendas comerciales en Chile, empleados que forman parte de fábricas o industrias y hoteleros de Chile que se han quedado sin el ingreso habitual de turistas con ánimos de gastar dinero.


Sin embargo, en Chile el sector de trabajadoras sexuales mueve millones de dólares al año gracias a los clientes diarios dispuestos a satisfacer sus deseos y necesidades más profundas. Esto se vio severamente afectado por la pandemia con origen en Asia que poco a poco transformó la vida de millones de personas en una pesadilla.

Samanta es un ejemplo de la situación actual en Chile. La joven de 25 años proveniente de Argentina se desenvuelve dentro del mundo de la prostitución como escort en calama en el sitio web perversas.cl . Una conocida le consiguió trabajo como mesera en un bar nocturno y cuando se quedó sin empleo recurrió al trabajo sexual como alternativa para ganarse la vida. Samanta no dejó de trabajar en ningún momento, más allá de las recomendaciones del Gobierno y las medidas de estricto aislamiento social. Sucede que, si no trabaja, no come y consigue muchos clientes en una esquina muy concurrida.


“Cuando empezó el confinamiento, algunos clientes habituales dejaron de concurrir por temor a contagiarse de coronavirus”. Sin embargo, aquellos que viven cerca del lugar en donde capta clientes todavía se acercan como tenían acostumbrado y no les importa correr ningún tipo de riesgo. Lo más llamativo ocurrió durante las primeras fases del aislamiento, “tuve más clientes que antes de que comience lo del coronavirus”, narra Samanta con sorpresa.

Poco a poco, en Chile empiezan a retomar a la vida normal e irse de copas con amigos muchas veces termina con la compañía de una escort. Si bien la situación pareciera normalizarse, las prostitutas mejoraron la forma de mostrarse y contactarse por fuera de la vía tradicional gracias a un sitio web llamado Perversas.cl. En la web se puede encontrar todo tipo de servicios sexuales y diferentes vías de contacto para concertar una cita en un lugar cercano y con absoluta reserva.

Lourdes es otra trabajadora sexual que también relata con sorpresa la cantidad de clientes captados durante la pandemia. Respecto a los cuidados, Lourdes describe que “no se puede tomar la temperatura a todos los clientes que vienen, porque eso sería contraproducente para que vuelvan”. Lourdes destaca que la confianza en la palabra del otro es prácticamente la única medida que se puede tomar.


Una de las nuevas modalidades más pedidas por los clientes es la de pagar más dinero para que la prostituta vaya directamente a su casa. Antes lo más importante era pasar desapercibido, pero ahora eso quedó en el olvido. Los clientes están dispuestos a exponerse ante los ojos de sus vecinos por un rato de placer.

Samanta y Lourdes coinciden en algo. A ambas les da miedo contagiarse el virus, pero no pueden darse el lujo de seleccionar sus clientes o directamente dejar de trabajar hasta que pase el momento crítico del virus.

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