La irresoluta transición de María Elena, la comuna propiedad de SQM

Para intentar zanjar la problemática, se avizora un largo camino. El diputado de la zona, Esteban Velásquez (FRVS), envió un oficio al Ministerio de Bienes Nacionales para tantear una ruta que permita que el territorio del histórico campamento minero vuelva a manos del Estado.


“En el fondo el alcalde, por decirlo de alguna manera, no puede cambiar ni las ampolletas, porque todo lo que hay ahí es de la compañía (SQM), no es del municipio”. Si bien es una frase de hace varios años, del entonces Seremi de Vivienda de la Antofagasta, Gonzalo Godoy, describe perfectamente la situación que vive el municipio de María Elena.

En medio del escándalo por financiamiento irregular de la política, que estalló a fines de 2014, y entre los miles de correos que acumularon las investigaciones a Soquimich (SQM), quedó en evidencia el particular escenario del histórico campamento minero: es la única comuna de Chile que pertenece a una empresa privada.

Ubicada en plena pampa, 220 kilómetros al noreste de Antofagasta, María Elena nació en 1926, durante el apogeo del salitre, como un campamento minero en los terrenos que la compañía Anglo Chilean Consolidated Nitrate Corporation le compró al Fisco en 1924. En tanto, se dice que la localidad debe su nombre a Mary Ellen Comdon, esposa del primer administrador de la planta, Elías Cappelens. Tras una fusión, la empresa pasó a manos de la Compañía Salitrera Anglo Lautaro, la que en 1968 junto a la estatal Corfo formó la Sociedad Química y Minera de Chile: Soquimich.

Aunque duró poco como empresa mixta, pues en 1971 fue estatizada por el Presidente Salvador Allende y dejada al alero de Corfo. Ocho años después, en 1979, se creó el municipio de María Elena y al año siguiente, en 1980, en pleno régimen de Augusto Pinochet, fue privatizada y dejada en manos del yerno del dictador, Julio Ponce Lerou. A partir de entonces, los terrenos y edificios del pueblo quedaron como propiedad de SQM.

María Elena | sqm.com

En efecto, las calles, casas, y hasta el agua y la luz que abastece a sus habitantes pertenecen a Soquimich. Y a la fecha ese status sigue vigente, con las luces y sombras que aquello significa.

“No tenemos plano regulador, dependemos del agua del proveedor de SQM, que él es el que compra, captura y entrega a la comunidad, con una cuota de gratuidad” a los habitantes de la comuna, explicó el alcalde Omar Norambuena (IND-UDI) en conversación con BioBioChile.

Según relata, ha sido tremendamente difícil participar de los procesos que tienen las otras comunas. Cada proyecto siempre está sujeto a que deben tener el usufructo o el terreno donde van a generar determinada iniciativa. También deben tener el visto bueno del Consejo de Monumentos, pues se trata del último bastión salitrero del país. “Cada paso que damos en los proyectos estamos dos pasos atrás. Estamos en desventaja”, admite.

E incluso, más allá de eso, les ha traído problemas de aún mayor relevancia. En 2017, Aguas Antofagasta se enfrentó a SQM a propósito del suministro de agua de María Elena, pues la minera estuvo usando buena parte del suministro doméstico para fines industriales -cuyo abastecimiento para esos fines suele tener un valor mayor-, razón por la que la sanitaria comenzó a recortar el flujo a la comuna. La comunidad quedó en medio de la pugna y llegó en un muy mal momento, en pleno verano, cuando las temperaturas en la zona alcanzan los 40 grados y ni siquiera pudieron habilitar la piscina del campamento en ese entonces. Para demostrar el descontento se tomaron la carretera y finalmente ambas partes llegaron a un consenso, pero se generó un escenario complejo entre los privados.

Sin embargo, cambiar la situación actual no es para nada simple, pese a que SQM siempre ha estado llano a entregar los espacios. “Ellos felices en liberarse de la mantención del campamento, pero cómo lo hacemos ¿Se hace cargo el municipio, se hace cargo el Estado?”, plantea el jefe comunal.

Ciudad satélite

A su parecer, es un problema del Estado y son ellos los que tienen que interceder, ya que en ningún caso el municipio sostener el cambio, ya que el presupuesto municipal de María Elena es acotado (7.500 a 8.000 millones anuales). “Y si hacemos un comparativo de lo que significa a la empresa privada mantener el campamento, no nos da el margen para sostener algo tan importante como el aseo, ornato, mantener la energía. Los pampinos estamos acostumbrados a vivir de esta forma, a tener esta gratuidad con el acceso a la vivienda y a estas cuotas de agua y energía. Y eso no hay que desconocerlo”, admitió.

A ello se suma otra dificultad: se trata de un campamento minero de 94 años, en el que la arquitectura y la forma de las instalaciones están fuera de norma, como el alcantarillado o las conexiones eléctricas.

Por esa razón el alcalde propone una ciudad satélite: “Hacer un nuevo campamento contiguo a María Elena para poder entregar ahí la regularidad de un nuevo María Elena. Ahí podría estar todo bajo norma, con las certificaciones, que las personas vayan transitando libremente allá en pagar el agua, en pagar la energía, que se hagan cargo de las reparaciones”, planteó.

“La ciudad satélite es el mejor complemento que podemos generar. Y las familias podrían optar a subsidios habitacionales, podrían tener urbanizado este sector en base al plano regulador. Y así como todos los chilenos podamos optar a subsidios, participar, comprar, crecer, que es lo que viene para el desarrollo de esta comuna”, la cual proyecta como un polo de innovación en energías limpias, con más de una decena de plantas fotovoltaicas y la primera termosolar en construcción.

Pero de momento todos los actores necesarios ni siquiera han iniciado el diálogo conjunto que se necesita. “Los protagonistas de esta mesa deben ser integrantes del Estado. El municipio no tiene las herramientas necesarias. Podemos tener todo el entusiasmo, pero no vamos a llegar a ningún puerto sino tenemos los recursos, de quién se haría cargo de cómo le entregamos el agua, la energía, la mantención del campamento y el retiro de las basuras”, aseguró.

“Vamos a tener que resolver con el Estado cómo entregar territorios”, insiste.

El inicio del fin

Hace unas semanas, el diputado de la zona, Esteban Velásquez (FRVS), envió un oficio intentando dar el puntapié a un proceso que se avizora complejo de principio a fin. En conjunto con su par Jaime Mulet, pidieron al ministro de Bienes Nacionales, Julio Isamit, que informe si existe alguna política, plan o programa destinado a adquirir los terrenos de propiedad de SQM que existen en la comuna que puedan destinarse a ser bienes nacionales de uso público o fiscales. Asimismo, si es que se han desarrollado políticas destinadas al aprovechamiento e incorporación de terrenos fiscales al desarrollo de zonas de la comuna de María Elena.

En tanto, le pidieron al titular de la cartera que señale la factibilidad de convenir con SQM respecto al traspaso de los terrenos al Fisco o a la Municipalidad, o en caso de negativa, expropiarlos a la brevedad para devolverle la ciudad a los habitantes de María Elena. Aunque a la fecha el ministerio no ha respondido el oficio, podría ser un comienzo.

“Nos parece insólito que aún una comuna como María Elena continúe estando en manos de un privado. Le hemos pedido al Gobierno un pronunciamiento, tiene que involucrarse en este tema, se trata de recuperar a la comuna de María Elena para que sea parte del Estado de Chile con todas las implicancias que eso conlleva. No hay un bien nacional de uso público que sea parte de la comuna. Le hemos pedido al Ministerio de Bienes Nacionales que apure los procesos para recuperar la comuna. Pareciera que la propiedad privada está sobre el bien público. Queremos que esta situación cambie”, subrayó.

Consultados por BioBioChile sobre el asunto, desde el ministerio y SQM comprometieron una respuesta sobre al tema, pero -hasta el cierre de este artículo- no emitieron ninguna declaración.

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